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Cumpleaños de Junio: Carlos

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La última celebración de cumpleaños que hemos tenido este curso ha sido la de los cumpleañeros de junio. En esta ocasión, como el mes anterior, teníamos a un homenajeado en solitario: Carlos S. Perdona el retraso, Carlitos. ¡Ahí van, por fin, las fotos de tu cumple!


Aquí tenemos a Carlos, posando orgulloso con sus 7 añazos, tan natural, espontáneo y único como siempre. Algo más desdentado, eso sí ;-) ¡Muchas felicidades, campeón!

Me parece increíble cómo pasa el tiempo. Parece que era ayer cuando mis alumnos entraron por primera vez en mi aula, la mayoría con 6 años, algunos todavía con 5 añitos. Y dentro de nada volveré a recibirles con los brazos abiertos cuando empiecen segundo, la mayoría con 7 años y algunos con 6. A partir de enero empezaremos a celebrar los 8 años... ¡Se hacen mayores! Pero bueno, vamos a disfrutar al máximo cada momento, que para eso todavía queda casi medio año.

Carlos trajo para su fiesta/merienda dos bizcochos caseros deliciosos, zumos y ¡sugus! Digo siempre lo de los bizcochos porque en la foto no se aprecia, pero es que los bizcochos caseros que me han traído a clase han sido siempre espectaculares. Especiales, hechos con mimo, esponjosos, con ese aroma que sólo desprenden los bizcochos caseros, y con los niños (expertos gourmets) que lo corroboran a cada bocado: "¡Este bizcocho esta riquísimo!". Así que enhorabuena, Isa, que supongo que los hiciste tú. Y si no, ¡enhorabuena al repostero, fuera quien fuera!

Aquí tenéis el montaje con las fotos de la celebración, y un pequeño fragmento de vídeo en el que cantamos "cumpleaños feliz" a Carlos y él sopla, impaciente, la vela. Que cumplas muchos, muchos, muchos más, y siempre tan feliz y tan auténtico como eres ahora. El año que viene ¡lo volvemos a celebrar juntos!

¡Muchas felicidades, crack!



Emocionario: DECEPCIÓN

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Continuamos avanzando en el Proyecto Emocionario, y hoy vamos a tratar la decepción.




Tras observar la imagen, mis alumnos se percataron enseguida del semblante del zorro. ¡Vaya, no parecía muy contento! Estuvimos imaginándonos la historia que se escondía tras la ilustración. Visualizamos al zorro construyendo ese barco pieza a pieza, con mimo, dedicación e ilusión. Compartimos su alegría al ver su proyecto terminado. ¡Por fin había conseguido acabar su precioso barco y era perfecto! ¡Estaba listo para navegar! Acompañamos al zorro en su camino al río, y sentimos su entusiasmo porque estaba a punto de poner la guinda a tanto tiempo invertido en su maqueta, y al llegar al río... ¡Oh, no! Estaba seco :-(

No era difícil imaginar cómo se sentía el zorro. Seguro que muy bien, no. Eso lo teníamos claro. Lola preguntó si se sentía desesperado. Pablo S. planteó si lo que sentía era tristeza. Keyla pensó que se sentía solo. Y entonces Biel dio en el clavo: sentía decepción.

La decepción es un sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas sobre un deseo o una persona. Se forma al unir dos emociones primarias: la sorpresa (o asombro) y la pena (o tristeza).

Dicho de otra manera, el emocionario nos cuenta que la decepción es el pesar que te invade al saber que lo que tú creías no es verdad, o al desmoronarse las esperanzas que habías puesto en algo o en alguien.

¿Es posible no decepcionarse nunca? Es prácticamente imposible, puesto que si puedes sorprenderte, puedes decepcionarte. Ambas emociones implican que algo no es como pensábamos o creíamos, pero en el caso de la decepción, ese desajuste nos contraría. Sin embargo, hay que conseguir que esas experiencias decepcionantes nos sirvan como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento, ya que una decepción que perdura, es un desencadenante de la frustración. En el caso del zorro, nadie le quita la decepción de no poder hacer navegar su barquito, pero ¿qué puede hacer? Para empezar, podría echar una mano a las ranas, ¿verdad? Es algo que no estaba previsto, pero también puede ser una experiencia inolvidable. Y en otro momento su barco navegará. Es, simplemente, un ejemplo, como podría haber sido cualquier otra alternativa. Lo que está claro es que fruncir el ceño, dar una patada, decir palabrotas o lanzar el barco al suelo no aporta nada positivo. Por tanto, una vez más, vemos que el sentimiento no es bueno ni malo (la decepción va a estar ahí en muchas ocasiones), pero sí puede serlo nuestra reacción.

Entonces hablamos en clase de nuestras experiencias con la decepción. ¿Y qué puede haber decepcionado a niños de 6 y 7 años? Pues ninguno me habló de decepciones amorosas, ni de expectativas laborales que no se cumplen... La mayoría de ellos hablaron de sus padres, de cosas que habían dicho y luego no cumplieron. Así que ¡ojito con el tema! Aunque después de sus comentarios, hablaré sobre ello:

  • Marc sintió decepción "cuando tenía 6 años (ahora tiene 7, jeje) mi madre me había dicho que tenía una sorpresa para mí. Y yo había mirado donde siempre guarda las sorpresas y me había dicho una mentira". Vaya... Le hice pensar a Marc ¿y si esa sorpresa no era lo que él esperaba? ¿y si esa sorpresa no era nada material, y por eso no estaba en el "escondite" de las sorpresas? No sé si le convencí. ¡Mamá de Marc! ¡Cambia el escondite de las sorpresas, que Marc te ha cazado!
  • Teo se decepcionó "un día, cuando mi madre me dijo que un amigo iba a venir a mi casa y al final no vino". Ya, es que a veces las cosas no salen como estaban previstas. Tu amigo pudo no haber asistido a la cita por múltiples circunstancias.
  • Carlos G. sintió decepción "cuando me trajeron un regalo los Reyes y le estábamos poniendo las pilas y no funcionaba". Claro, esperabas ese regalo con mucha ilusión y ver que no funcionaba te decepcionó. Es lógico, pero seguro que tuvo solución :-)
  • Óscar se decepcionó "cuando yo un día pasé las navidades en Mallorca (y no en su querido Xuño) y los Reyes me trajeron un regalo y pensaba que me iban a traer la casa de Bob Esponja". Caso claro de no ver cumplidas tus expectativas... pero claro, no siempre podemos conseguir todo lo que deseamos.
  • Keyla sintió decepción "cuando iba a comer pizza y al final no". 
  • Ares se decepcionó "cuando mi madre me prometió ir a comer un kebab y al final no me llevó". A la mayoría les repetía lo mismo: a veces las cosas no salen como uno esperaba, por múltiples motivos.
  • David se decepcionó "cuando mi madre me dijo que íbamos a pasear a mi perro y después no lo paseamos".
  • Marco sintió decepción "cuando Papá Noel me trajo un juego de la wii, lo probé y no funcionaba".
  • Claudia se decepcionó "cuando fui a casa de mi primo en Alcudia con mis abuelos. Íbamos a la playa, pero después mi hermana y mi primo pequeño se habían portado mal y mi tía se enfadó mucho, y al final no fuimos a la playa". 
  • Giulia sintió decepción "cuando un día mi madre me dijo que iba a ir a casa de una amiga y al final no pude ir porque se hizo tarde".
  • Bruno sintió decepción "cuando mi primo me dijo que me iba a dejar jugar con su PSP y al final no me dejó".
  • Biel se decepcionó "un día, el año pasado, por Papá Noel pedí una wii y me trajo otra cosa".
  • Joshua sintió decepción "un día, mi papá me prometió ir al parque y no fuimos".
  • Pablo S. se decepcionó "un día, cuando estaba de vacaciones, mi padre me prometió que me iba a comprar el coche de las tortugas ninja y no me lo compró".
  • Luis sintió decepción "un día cuando mi madre me dijo que íbamos a la playa y después no fuimos".
  • Nico se decepcionó "cuando mi madre me prometió un día que me iba a comprar un juguete, no me lo compró".
  • Carlos S. sintió decepción "un día, en las vacaciones de verano, mi madre me dijo que nos iríamos a Madrid y no fuimos".
  • Lola se decepcionó "un día, mi padre me dijo que iríamos a Porto Pi y no fuimos".
Oigo que un alumno resopla y dice: "Otra mentira..."
  • Toni sintió decepción "un día, cuando mi padre me dijo que iba a pasear a mi perro y al final no fuimos".
  • Eric se decepcionó "cuando yo jugaba a fútbol y me borraron de fútbol". ¿Y tú no querías dejar la actividad? ¿Hablaste con tus padres de los motivos?
  • Adrián sintió decepción "cuando creía que íbamos a ganar un partido y lo perdimos". Bueno, algo diferente. Es lógico sentir decepción ante la derrota, pero siempre hay que valorar otras cosas: el esfuerzo de los jugadores (¿el equipo lo dio todo y perdió? ¡No pasa nada, el otro lo hizo mejor o tuvo más suerte!), la estrategia de juego (¿cometimos algún error del que podemos aprender para jugar mejor la próxima vez?), toda la diversión que acompaña al partido...
  • Haizea se decepcionó "cuando mi madre me hizo probar la coliflor y me dijo que era pescado".  ¡No pude evitar reírme a carcajadas! Casi lloro y todo porque me sentí totalmente identificada, ¡mi madre me hizo lo mismo! Creo que me pasé años comiendo coliflor rebozada mientras mi madre me hacía creer que era otra cosa (no recuerdo si buñuelos de pescado o algo así). Un día, abriendo un poco el rebozado, vi una especie de tronquito y lo descubrí todo. ¡Me sentí totalmente engañada y traicionada! ¡Ya sabía yo que ese pescado sabía raro!

En fin, ¿cómo os quedáis después de leer sus experiencias? Me pasé toda la sesión justificando sus decepciones y repitiendo que, en muchas ocasiones, las cosas no salen como estaban previstas. Y la mayoría de esas veces no es culpa de nadie. Sin embargo, creo que tenemos que llevar cuidado con lo que decimos a los niños. A la vista está que para ellos somos su mayor referente, tenemos casi la verdad absoluta, y cuando decimos algo y luego no es cierto... pues mirad cómo se quedan.

Por otro lado, no hay que exagerar. Es decir, creo que debemos enseñar a los niños a ser flexibles y a adaptarse a las circunstancias, puesto que la vida está llena de imprevistos, y tenemos que entrenarles a aumentar su tolerancia a la frustración (lo veremos en la siguiente sesión). No obstante, antes de prometer nada, debemos intentar asegurarnos de poder cumplirlo, puesto que si la situación de no cumplir lo que decimos se repite constantemente, pueden perder la confianza en nosotros. Y la confianza, desde mi punto de vista, es sagrada. Cuesta mucho ganarla y puede perderse de un plumazo.

Así que creo que es buena idea pensar bien las cosas antes de decirlas, y en el caso de no poder cumplirlas, tener en cuenta dos aspectos: primero, explicarles por qué no habéis podido cumplirlo, intentando aseguraros de que entienden los motivos; y segundo, ponerse en su lugar, sin minimizar sus sentimientos. A lo mejor para vosotros no tiene importancia que tuviera que venir un amiguito y al final no haya podido ser (o cualquier otro ejemplo de los que han puesto), pero quizás para vuestro hijo era lo más importante en mucho tiempo. Si le decís: "Sé que te hacía mucha ilusión que viniera tu amiguito y entiendo cómo te sientes, pero hoy no ha podido ser (previamente ya habéis hablado de los motivos). ¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor?", quizás la situación mejore. En fin, es un ejemplo, se trata de empatizar un poco. Y si no han sido motivos inevitables, sino que habéis metido la pataza (sí, a veces nos pasa, a todos), no dudéis en pedir disculpas. No pasa nada, todo lo contrario, estaréis ofreciendo el modelo correcto a vuestros hijos en caso de equivocarse. Si al final os ha dado pereza cumplir vuestra promesa o habéis dedicado vuestro tiempo a otra cosa, sabiendo que la podíais haber postergado, admitidlo ante vuestros hijos. Decidle que lo sentís, que estabais muy cansados, que os habéis entretenido y no habéis calculado bien... Que en cualquier caso os sabe mal y que intentaréis compensarles. Seguro que os entenderán mucho mejor que si no dais explicaciones, os mostráis autoritarios o minimizáis la situación (¡no es para tanto!). Quizás no podréis evitar que vuestros sientan decepción (al fin y al cabo, las expectativas no se han cumplido), pero sí podréis evitar que sientan que les habéis mentido. En definitiva, que se sientan traicionados.

En breve ¡una nueva emoción!

*Aunque yo no voy a utilizar las fichas de actividades porque mis alumnos son muy pequeños, aquellos que trabajéis el emocionario con niños de más edad, disponéis de unas fichas de trabajo preparadas para realizar después de cada emoción. Aquí podéis descargar la ficha de la decepción.

Aquí si quieres adquirir el libro Emocionario.

Natación escolar

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Durante el tercer trimestre de curso, mis alumnos han tenido sesiones de natación durante el horario lectivo de educación física.



Las clases las realizábamos en la piscina municipal que tenemos frente al colegio, en las instalaciones del instituto, por lo que los desplazamientos los realizábamos de manera cómoda y rápida a pie.

El primer día de clase, los monitores hicieron una prueba de nivel a los alumnos y elaboraron los grupos. A partir de la segunda sesión, comenzaron las clases propiamente dichas.

No os puedo contar mucho de las sesiones, en primer lugar, porque no hay mucho misterio (supongo que son como cualquier otra clase de natación), y en segundo lugar, porque era bastante complicado permanecer dentro del recinto de la piscina sin nadar. El ambiente era muy agobiante (vamos, que costaba hasta respirar y te mareabas un poco). Así que, una vez  habíamos acompañado a los alumnos y los habíamos ayudado en el vestuario, los dejábamos en la piscina con los monitores y los observábamos desde fuera, a través de un cristal. Cuando finalizaban las clases, como sobraba un poquito de tiempo, chapoteaban y jugaban libremente en la piscina pequeña, y ahí sí estábamos con ellos, tanto las tutoras como Xavi, el profesor de educación física. Lo que sí hice en varias ocasiones es entrar un ratito a las gradas mientras realizaban la sesión y hacerles algunas fotos y fragmentos de vídeo, así que he realizado un pequeño montaje para que los podáis ver.

Sobra decir que disfrutan mucho de esta actividad ¡y que lo pasan en grande ese último ratito jugando en el agua!

¡El curso que viene repetimos!

Emocionario: FRUSTRACIÓN

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En la última sesión del Proyecto Emocionario tratamos la decepción. Hoy vamos a ir más allá, abordando la frustración.



Esta semana nos encontrábamos ante una de esas ilustraciones que yo percibía como complicada de adivinar por parte de mis alumnos. A estas alturas del proyecto, hemos visto muchísimas ilustraciones. Algunas de ellas han sido clarísimas. ¡Acertaron a la primera sin dudarlo! Otras las adivinaron con facilidad simplemente con alguna ayudita. Pero otras ha resultado realmente complicado, a veces por la falta de vocabulario de mis alumnos, otras por la dificultad que implicaba ilustrar la emoción. Muchas veces, por la combinación de ambos factores. Así que después de los intentos de Eric (furia), Claudia (envidia) y David (desilusión), leí a mis alumnos la primera frase del emocionario, a modo de pista:

"Es el malestar y el enfado que se producen cuando no consigues lo que te proponías o esperabas". Automáticamente lo relacionamos con la decepción que habíamos visto la semana pasada, pero les dije que la clave estaba en la primera parte de la frase, en el malestar y el enfado que sentíamos. Tras varios intentos más, y viendo que no lo iban a adivinar, les dije que se trataba de la frustración

La frustración es una respuesta emocional que está relacionada con la ira y la decepción, y que surge cuando percibimos resistencia al cumplimiento de nuestra voluntad. Cuanto mayor es la obstrucción y la voluntad, mayor será la frustración.

Ante una misma situación, hay quienes se frustran y quienes aprovechan la situación como una oportunidad de aprendizaje, quienes avanzan, quienes buscan soluciones. Estos últimos despiertan nuestra admiración. Por eso es importante aprender a tolerar la frustración desde pequeñitos, para poder afrontar de manera positiva los problemas y limitaciones que nos encontraremos a lo largo de la vida, a pesar de las molestias o incomodidades que puedan causarnos. Por lo tanto, se trata de unaactitud y, como tal, puede trabajarse y desarrollarse.

Algunas veces, los adultos tratamos de evitar el dolor y las frustraciones a los niños. Pretendemos hacerles felices dándole todo lo que desean, evitándoles las situaciones que generan malestar, sobreprotegiéndoles. Sin embargo, se trata de un grave error. Una persona feliz no es aquella que no se equivoca nunca o aquella que siempre consigue todo lo que quiere. Todas las personas cometen errores, y a todas las personas les cuesta conseguir lo que quieren. Es parte de la condición humana. Una persona feliz es aquella que sabe afrontar sus errores, aprende de ellos y sabe superar la frustración de forma constructiva. Si les damos a los niños siempre todo aquello que piden, no estamos favoreciendo su desarrollo integral como persona, no aprenderán a tolerar el malestar que provoca la frustración y a hacer frente a situaciones adversas. En la edad adulta,  deberán enfrentarse a circunstancias tanto de éxito como de fracaso, y si no están acostumbrados,  no tendrán los recursos emocionales necesarios y seguirán sintiéndose mal cada vez que no consigan aquello que se han propuesto. 

En líneas generales, los niños que presentan una baja tolerancia a la frustración son más impulsivos e impacientes, tienen rabietas y llanto fácil (buscan satisfacer sus necesidades de forma inmediata),  son exigentes, poco flexibles y con baja capacidad de adaptabilidad, tienden a pensar de forma radical (no hay punto intermedio), son egocéntricos (piensan que todo gira a su alrededor y que lo merecen todo, por lo que perciben cualquier límite como injusto, ya que va contra sus deseos) y más agresivos, y pueden desarrollar con más facilidad cuadros de ansiedad o depresión ante conflictos o dificultades mayores. ¿De verdad podemos pensar que tratando de evitar las frustraciones a los niños serán más felices? ¿Empezamos a ver lo perjudicial que es para los niños no decir nunca "no", no poner normas o no establecer límites infranqueables?

¿Qué podemos hacer para ayudar a los niños a tolerar la frustración?
  • Dejar que el niño haga las cosas por sí solo, no dárselo todo hecho. Permitir que se se tropiece y se levante solo. Y, por supuesto, que vuelva a intentarlo. Enseñarle a ser perseverante le ayudará a comprobar que, siendo constante, puede solucionar muchos de sus problemas.
  • Cambiar la manera de ver los fracasos, convirtiendo la frustración en aprendizaje. Cuando el niño aprende en situaciones conflictivas, será capaz de enfrentarse al problema por sí mismo cuando vuelva a presentarse. Si razonamos con ellos sobre sus errores y fracasos, entendiendo qué ha ocurrido y por qué ha fallado, ganará confianza para enfrentarse la próxima vez, porque sabrá lo que tiene que hacer.
  • Educar en el esfuerzo marcando objetivos realistas. Los niños han de aprender que para conseguir ciertas cosas es necesario esforzarse, por tanto hay que hacerles ver que el esfuerzo es una herramienta básica para superar los propios fracasos. Sin embargo, no hay que exigirles nunca que se enfrenten a situaciones que, por su edad o madurez, sean incapaces de superar, ya que conseguiremos el efecto contrario (pensarán que el esfuerzo no sirve para nada).
  • No ceder ante las rabietas. Cuando los niños sienten frustración, suelen reaccionar con rabia. Si cedemos ante ella, aprenderán que esa es la forma más efectiva de solucionar los problemas.
  • Dar ejemplo. ¿Acaso hay alguna situación en que el ejemplo no funcione? Los niños aprenden e imitan lo que ven. Nuestra actitud positiva a la hora de afrontar las situaciones adversas y nuestro esfuerzo ante las dificultades, es el mejor ejemplo para que los niños aprendan a solventar sus problemas.

En resumen, no debemos olvidar que la frustración forma parte de la vida. No podemos evitarla, pero sí aprender a manejarla y superarla, ya que aprender a tolerar la frustración facilita que nos enfrentemos con éxito a la vida.

¿Y qué experiencias tienen mis alumnos con la frustración? Muchos me contaron situaciones muy similares a las de la anterior sesión, cuando hablamos de la decepción, ya que hemos visto que están muy relacionadas. Por eso, en este caso, insistí mucho en analizar cuáles fueron sus reacciones ante estas situaciones de insatisfacción. ¿Pudieron sobrellevarlas de manera efectiva o reaccionaron de manera impulsiva? Algunos de ellos pudieron ver lo poco efectiva que resultó su reacción desmesurada. Y analizada así, todos juntos, "a toro pasado" y SIEMPRE con sentido del humor (nunca humillando ni juzgando la reacción de nadie), creo que fue de lo más productivo.
  • Ares: "Hoy mi madre me dijo que íbamos a ir a la piscina y luego me dijo que no. Y me sentí frustrado". "¿Y entonces tú qué hiciste? ¿Cómo reaccionaste?", le pregunté. "Busqué una solución: ir otro día", me contestó. "¿Y esta situación te provocó mucho enfado?", le seguí preguntado. "No mucho", me respondió. Pues fenomenal. En este caso has sabido demostrar que has sido perfectamente capaz de manejar la frustración positivamente. ¡Enhorabuena!
  • Keyla se sintió frustrada "cuando el viernes mi madre me dijo si quieres te puedes ir con una amiga de gimnasia y luego me dijo que no". Cuando le pregunté sobre su reacción, me contestó: "Como Ares". Genial, buen manejo de la situación.
  • Claudia sintió frustración "cuando íbamos a la feria mi papá, mi mamá y mi hermana. Después de montar en la noria, vi una atracción con aviones pequeños y globos de colores. Mi madre me dijo que íbamos a ir y al final no". Entonces le pregunté por su reacción, y me contestó: "Le dije a mi madre que fuéramos otro día". Otra que lidia divinamente con la frustración ;-)
  • Lola se sintió frustrada "un día, quería ir a casa de una amiga y me dijo mi madre que no. Me había prometido que iríamos, pero se hizo tarde". "¿Y qué hiciste entonces?", le pregunté. "La entendí", me respondió. ¡Menudo ejemplo nos están ofreciendo mis alumnos!
  • Adrián sintió frustración "cuando íbamos a ir al chalet. Se fue el sol y empezó a llover y me enfadé". "¿Y cuál fue tu reacción?", le pregunté. "Di un portazo", me contestó, "y me di un chichón", añadió. Tengo que reconocer que con esta situación nos reímos todos, incluido Adrián. Recapitulemos... El tiempo te fastidió los planes. Vaya... ¿Y acaso podemos hacer algo para controlar el tiempo? ¿Está en nuestras manos impedir que llueva? Mmmmmm, creo que no. Así que, como se te chafan los planes (por un imprevisto que no es culpa de nadie), te frustras a lo "ahora me enfado y no respiro", das un portazo (por lo que me contaste, a la puerta no le pasó nada, pero si hubiera sufrido algún desperfecto, encima habría que pagarlo) y para colmo te llevas un chichón de regalo (si fuera yo, te garantizo que, además, le acompañaría un dolor de cabeza para el resto del día). Muy inteligente, ¿verdad? Adrián reía dándose cuenta de lo absurdo de la situación. Creo que aprendió que, para la próxima vez, igual sería mejor buscar un plan B (que quién sabe, a lo mejor puede ser hasta más interesante que el primer plan). Eso sí, Adrián nos contó que el enfado no le duró mucho. Eso está bien. Al menos vio que ese camino no le conducía a nada bueno :-)
  • Óscar nos contó que "un día había ido a pasear con mi madre. Pasamos por Disney, habíamos mirado la tienda, vi un helicóptero y no lo conseguí (vamos, que su madre no se lo compró). Me sentí enfadado y mal". Cuando le pregunté por su reacción me dijo: "No hice nada. Me calmé solo". ¡Fantástico, Óscar! A veces nos frustramos cuando no conseguimos lo que deseamos, pero lo importante es que supiste lidiar a la perfección con tus sentimientos. 
  • Biel: "Un día, cuando jugaba a tenis, hicimos una carrera y ganaron los otros. Me frustré, lancé la raqueta al suelo, rebotó y me dio en la frente". Vaya, otra situación de la que aprender. Una vez más, recreamos la situación en clase al detalle, buscando el lado cómico, y nos reímos todos. Tenemos que aprender a que a veces se gana y a veces se pierde. Y no pasa nada. Además, ¿ganaste algo reaccionando así? (aparte de un golpe en la frente). Está claro que no. Este tipo de reacciones sólo pueden acarrear consecuencias negativas: posiblemente a tus adversarios no les guste tu reacción, y te vean como un mal perdedor. Quizás, en el peor de los casos, no quieran jugar contigo la próxima vez. La raqueta se podría haber roto, por lo que estarías tirando dinero a la basura. Y, como Adrián, resulta que encima te llevas un golpe, en este caso sin graves consecuencias. Pero ¿y si las hubiera? ¿Y si te hubieras hecho un corte y te hubiese quedado una cicatriz para siempre? Sería una pena, ¿verdad? Un desmesurado recuerdo de que este tipo de reacciones no son buena idea. Por cierto, el ejemplo de Biel es claro para tener en cuenta que el inadecuado manejo de la frustración no es sólo cosa de niños, ¿verdad? Que levante la mano quien recuerde a algún jugador de tenis lanzar violentamente la raqueta ante una derrota...
  • Carlos G. se sintió frustrado "cuando el profesor de Vela Portals me dijo que íbamos a salir en Ludic y al final salimos en Optimist". Cuando le pregunté por su reacción, nos dijo: "Me controlé". ¡Chapeau!
  • Teo nos contó que "un día, en Bulgaria, cuando quería ir a correr con mi primo, no pude y me frustré". "Y entonces ¿qué hiciste?", le pregunté. "Busqué una solución: fui a buscar huevos", me contestó. Otro magnífico ejemplo de cómo buscar, de manera sana y tranquila, una alternativa cuando se nos chafa el plan previsto. ¡Muy bien, Teo!
  • Marc: "Un día, cuando estaba dibujando, mi hermana vino y me quería enseñar algo. Me quería dar un regalo, me movió el brazo y me hizo una raya en el dibujo. Y me frustré". "¿Y cuál fue tu reacción?", le pregunté. "Me enfadé con ella, le quité el regalo a la fuerza, ella me lo volvió a quitar y yo me enfadé mucho más. Estuve a punto de pegarle". Bueno, menos mal que, a pesar de que tu reacción no fue ejemplar, pudiste controlarte lo suficiente como para no pegarle. Pero fíjate. ¡Tu hermana vino a darte un regalo! Vale, te movió el brazo y te salió una raya en el dibujo, pero fue un accidente. Piensa en cómo se debió sentir. Viene con toda su ilusión a enseñarte algo (un regalo para ti) y se lleva un enfado por tu parte, que le arranques el regalo a la fuerza y casi un golpe. Cuando analizamos las situaciones en frío, somos conscientes de lo absurdas o injustas que pueden resultar a veces. Estoy segura de que la próxima vez, en una situación similar, pensarás antes de tener una reacción tan impulsiva. ¡Respirar hondo puede servirte de ayuda para controlarte!
  • Marco sintió frustración "en un partido, cuando estaba jugando e iba a chutar a portería, me torcí el pie. Le di una patada al césped y me lo torcí más". No hizo falta analizar demasiado. Después de las experiencias de Adrián y Biel, Marco ya tenía claro que descargar la ira de esa manera era contraproducente :-)
  • Toni se frustró "cuando mi madre que dijo que íbamos a McDonald's, luego me dijo que no". Cuando le pregunté por su reacción, me dijo: "Me enfadé". O sea, que te quedaste sin ir a McDonald's y tuviste, como se dice popularmente, dos trabajos: enfadarte y desenfadarte. Quizás dialogar con mamá sobre los motivos por los que no fuisteis a McDonald's y buscar una alternativa, o llegar a un acuerdo para compensarlo, o decidir juntos ir otro día, hubiese sido más productivo :-)

¿Y vosotros? ¿Cómo manejáis la frustración? No es fácil, ¿verdad? Yo tengo que reconocer que siempre me ha sentado bastante mal que se me tuerzan los planes, aunque creo que es por cierta rigidez mental o por mi vena súper planificadora. Cuando tengo algo en mente, ¡me cuesta mucho que se me rompan los esquemas! Eso sí, intento no proyectar mi frustración hacia los que me rodean. "Me enfado y no respiro" yo solita y espero a que mi mente se vaya abriendo hacia nuevos horizontes. Afortunadamente, se me pasa rápido (cada vez más, parece que voy mejorando con la edad), aunque lo ideal sería que no llegara a sentirme mal. ¡Espero algún día llegar a conseguirlo!

En breve, ¡una nueva emoción!

*Aunque yo no voy a utilizar las fichas de actividades porque mis alumnos son muy pequeños, aquellos que trabajéis el emocionario con niños de más edad, disponéis de unas fichas de trabajo preparadas para realizar después de cada emoción. Aquí podéis descargar la ficha de la frustración.


Del revés (Inside Out): mi opinión

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Hoy voy a contaros muy brevemente mi opinión sobre la nueva película de Disney-Pixar de la que todo el mundo está hablando esta semana: Del revés (Inside Out). Era una película que tenía muchas ganas de ver desde hace meses. Ya os hablé de ella en diciembre del año pasado en este post y, por segunda vez, el mes pasado, en este otro post. Así que el viernes, el día de su estreno, me llevé a mi hija mayor al cine para poder disfrutarla las dos juntas.


No soy experta en cine y no me veo capaz de hacer una crítica en condiciones, pero sí os puedo decir que a mí me gustó, y que a mi hija, de 11 años (como Riley, la protagonista de la peli), también. He oído muchísimas críticas esta semana, la mayoría de ellas muy buenas, pero también otras bastante malas. Aquí os cito dos de las malas más repetidas, que quiero rebatir:

  • Que es una película que para niños mayores está muy bien, pero que los pequeños se aburren soberanamente... Bueno, pues eso dependerá del niño, digo yo. No voy a negar que un niño de 3 años no va a captar muchísimos detalles de la película (y cuando digo muchos, son muchos), pero es que eso pasa con muchísimas películas de animación, por no decir con todas (cierto es que algunas tienen más "chicha" que otras). Otra cosa es si el niño, por su edad, madurez, experiencia en el cine, etc. no sólo es capaz de aguantarla, sino de disfrutarla. Yo, personalmente, no llevé a mi hijo de 3 años a verla. Ni me lo planteé. No le veo preparado. Sin embargo, probablemente sí hubiera llevado a mi hija cuando tenía 3 años. Estoy segura de que no sólo la habría disfrutado, sino que hubiéramos tenido un interesante diálogo al finalizar la misma.
  • Que es psicología de andar por casa... Bueno, yo no soy psicóloga, pero está claro que la película ha tenido buenos asesores expertos en la materia, y que tiene una base científica. No sé los demás, pero yo no me esperaba una clase de psicología, ni de neurología, ni de ninguna otra ciencia, sino una película para todos los públicos en la que las protagonistas son las emociones (y eso fue lo que vi).

En fin, ya os digo que la mayoría de las críticas son buenas, muy buenas, y no voy a recopilarlas aquí porque la red está llena de ellas.

Yo lo que realmente considero muy positivo de esta película es que, gracias a ella, millones de niños en el mundo están acercándose al mundo emocional, hablando de emociones con naturalidad, y entendiendo que son una parte esencial del ser humano, de su personalidad y de su comportamiento. Es evidente que cada vez lo tenemos más claro (y que una película de Disney-Pixar se base en las emociones, es la mejor prueba de ello), pero es algo relativamente reciente. Cuando yo era niña, no recuerdo que nadie me explicara el importante papel de las emociones en nuestra vida. Y eso, los niños de hoy en día, ya lo tendrán más que claro, habrán crecido con ello. Serán niños tecnológicos y emocionales ;-)

Uno de los principales mensajes que transmite la película es que todas las emociones son necesarias e importantes. El cambio de rol de la tristeza a lo largo de la película lo hace más que patente. Justo en el punto de la película en que se le otorga a la tristeza el lugar y reconocimiento que merece, justo en ese punto en que queda claro que la tristeza es necesaria y útil (nos alerta de que algo no va bien, de que hemos perdido algo que queríamos, de que necesitamos un cambio) una niña cercana a mí en el cine dijo: "Ahora Riley necesita llorar". ¿No vale la pena sólo por eso? ¿Cuántos años hemos oído ese discurso de que no hay que llorar? Un discurso que, dicho sea de paso, han padecido más los niños que las niñas. Un discurso, afortunadamente, ya desterrado.

El otro día, pasando por la tienda Disney, me fijé que estaba repleta de artículos de la película. Sí, será muy comercial y todo lo que queráis, pero me quedé prendada de los muñequitos de los personajes. Me imagino a niños de todo el mundo jugando con ellos, inventando historias, recreando escenas de la película, y me encanta, la verdad. Los niños son sabios emocionalmente. Eso lo he aprendido día a día a medida que iba trabajando en clase con mis alumnos el Proyecto Emocionario. Y con todo lo que saben y la creatividad e imaginación que de traen de serie, pueden surgir unos juegos interesantísimos :-)

Y como ha quedado claro que todas las emociones son importantes, aquí os las presento a cada una una por separado, para los que todavía no hayáis visto la película y queráis ir entrando en materia. Por cierto, todas ellas las hemos visto en nuestro Proyecto Emocionario, así que después de cada vídeo, os enlazo a la sesión de la misma, para que veáis qué hemos aprendido de ellas y cuáles eran las experiencias de mis niños.

ALEGRÍA



Nuestra sesión de la alegría en el Proyecto Emocionario

TRISTEZA




Nuestra sesión de la tristeza en el Proyecto Emocionario

ASCO




Nuestra sesión del asco en el Proyecto Emocionario

MIEDO




Nuestra sesión del miedo en el Proyecto Emocionario

IRA




Nuestra sesión de la ira en el Proyecto Emocionario


Y, por último, unas consideraciones a tener en cuenta sobre las emociones (fuente: Sofía Carriles y Elena Trigo, psicólogas):

  • Las emociones no son malas ni buenas, son algo innato al ser humano que nos transmite una información útil sobre lo que nos pasa y, por tanto, tenemos que acogerlas y aceptarlas. Por ejemplo, el miedo nos pone en alerta para defendernos de un posible peligro.
  • Las emociones no se explican en su totalidad por los hechos o situaciones que me suceden sino por la interpretación que yo hago de las situaciones.
  • Las emociones son, por tanto, coherentes con el pensamiento. Así como yo piense, así me siento. Si pienso "soy un inútil", es probable que me sienta triste.
  • Hay veces que las emociones son lo primero que experimentamos, por ello es necesario poder aprender de qué nos están avisando. 
  • Puedo cambiar mi conducta si consigo aceptar y regular mis emociones y los pensamientos que las producen.
  • Si consigo pararme y evaluar como un observador externo mis emociones, podré ver la situación de forma distinta, hacer respiraciones, relajarme, ver qué alternativas de conducta tengo, organizar mi plan de respuesta y no responder automáticamente.

A los que no hayáis visto todavía la película, ¡os animo a hacerlo! Y sobre todo, ¡a hablar de emociones!

¡Vuelta al cole curso 2015-16!

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Una vez más, 1 de septiembre. Un día del año realmente significativo en mi vida, que marca un fin y un inicio. De nuevo, ¡vuelta al cole!



Hoy os traigo un post cortito para ir calentando motores. Como el curso pasado ya desvelé el gran misterio sobre qué hacemos los profesores los primeros días de septiembre en los que todavía no tenemos alumnos (podéis ver el post aquí, aunque este curso son 8 días en vez de 9), no voy a contaros lo mismo (bueno, con la diferencia de que este año ya no soy la nueva, y ha sido como volver a casa ;-). Así que os diré que he pasado un verano estupendo, disfrutando de la familia, del buen tiempo, del descanso y el relax, del día a día dejando el reloj de lado, de acostarme y levantarme tarde, de pasear, de la libertad de tener pocas responsabilidades y de un súper viaje que ha puesto la guinda a tan maravilloso panorama. Mi intención, todo sea dicho, era publicar en verano unos cuantos posts más con cosillas que quedaron pendientes del curso pasado, peeeeeeeero... un día por otro, la cosa no cuadraba en mis idílicas vacaciones. Así que decidí aparcarlo todo, recargar pilas y volver con fuerzas totalmente renovadas. Me lo perdonáis, ¿verdad? :-)

¿Y qué es lo que quedó pendiente? Pues, principalmente, acabar de contaros mis sesiones con el Proyecto Emocionario. Varias personas me han preguntado si este curso acabaré el proyecto con mis niños, pero el proyecto, con ellos, ya lo acabé en junio, lo que pasa es que no he publicado las últimas sesiones. Pero no os preocupéis, que a partir de mañana retomo donde me quedé y os voy contando hasta el último detalle. Y entonces, ¿ya no voy a trabajar más el Proyecto Emocionario con mis niños? Bueno, sí y no. El libro, como tal, ya lo hemos trabajado, y no voy a volver a hacerlo con ellos, pero vamos a seguir trabajando semana a semana la inteligencia emocional. Ahora que mis niños ya conocen e identifican las emociones (principalmente en sí mismos) vamos a ir un paso más allá, vamos a trabajarlas a través de cuentos, vídeos y diferentes recursos, y vamos a intentar identificar en los demás esas emociones, en diferentes situaciones, desarrollando al máximo la empatía. Bueno, esa es mi idea. ¡Ya os iré contando!

Y no quiero acabar el post sin mencionar que Aula de Elena cumple hoy su primer añito. Es curioso porque cuando emprendes un proyecto así no sabes muy bien a dónde te va a llevar. Empecé el blog con mucha ilusión pero con poca idea de lo que publicaría. Ya he contado varias veces que, después de 15 años, cambiaba de colegio y volvía de lleno a las aulas como tutora (había estado 11 años en el equipo directivo de otro centro), y quería implicarme y disfrutar al máximo de esta nueva etapa. ¡Y así lo hice! El blog era una manera de acercarme a las familias de mis alumnos, de abrirles la "puerta" de mi aula y de compartir con ellos la labor que realizo con sus hijos. Y de acercarles a ellos, hijos y padres, al poder revivir en casa, juntos, muchas de las actividades que realizan en el colegio. ¡Es una manera de dar la importancia que merece a su trabajo realizado en la escuela! Y la cosa salió bien. Las horas de dedicación y la ilusión volcada en mi trabajo dieron sus frutos. Mis niños estaban encantados con el blog (cosa que no esperaba por su edad, 6 añitos), y empezamos a disfrutarlo juntos en clase. Y los papás también lo estaban y así me lo transmitían. Pero lo que realmente me sorprendió es la cantidad de personas de diferentes partes del mundo que empezaron a leerlo. Es algo que nunca acabas de tener claro, quién está detrás de la pantalla. Pero viendo que el contador está acercándose al millón de visitas... ¡da un poco de vértigo! Así que si hago balance, creo que ha sido un buen año bloguero. Con muchas horas de esfuerzo detrás, pero con la sensación satisfactoria de el trabajo bien hecho.

¡Felicidades!

Emocionario: ADMIRACIÓN

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Como os comenté ayer, retomo el Proyecto Emocionario y continuamos donde lo dejamos. ¡Quedan ya muy pocas emociones! Hoy vamos a hablar de la admiración.



La ilustración era bastante clara. Al menos, podíamos deducir la historia que se escondía tras ella. Enseguida vimos que los pequeños animalitos escuchaban ensimismados (y con la boca abierta) la historia que les estaban leyendo. Entonces ¿qué podían sentir? ¿Qué emoción íbamos a tratar en esta sesión?

Biel probó con la inspiración, Ares con la envidia (siempre hay alguien que lo intenta con la envidia, ya que todavía no la hemos visto y la perciben como una emoción importante y que tenemos que trabajar en clase), Toni con la alegría, David con la irritación, Marc con la paz (nosotros la vimos como la serenidad), Carlos S. con el asombro (bueno, él dijo "asombración", jeje)... Entonces, les pregunté: "¿Qué podemos sentir por alguien que hace algo que creemos maravilloso?". Marc me contestó: "deslumbración" y Nico añadió: "admiración". Efectivamente, Nico, ¡admiración!

Nos cuenta el emocionario que la admiración es el aprecio que sentimos por alguien que tiene grandes cualidades o por algo que está fuera de lo común. Generalmente, cuando algo o alguien causa admiración en otro es porque dispone de atribuciones o consideraciones notables, positivas y originales, que impactan en este de manera desbordante. Sin embargo, hay que destacar el carácter subjetivo de la admiración, porque lo que para uno puede ser objeto de admiración, para otro puede  no serlo para nada.

Todas las personas tienen algo admirable, pero hay que saber verlo. Además, para admirar a los demás tenemos que ser conscientes de nuestras limitaciones (si nos creemos los mejores en todo, ¿a quién vamos a admirar?). Eso sí, de una manera sana y natural, desde la aceptación de que todos tenemos nuestras fortalezas y nuestros puntos más flojos, porque si nuestras limitaciones nos entristecen y nos impiden valorar al otro, pueden aparecer los celos.

Pusimos algunos ejemplos de situaciones que podían despertar nuestra admiración: un deportista que destaca por sus cualidades, una compañera que dibuja especialmente bien, una obra de arte... Fue una sesión muy sencilla porque todos tenían claro desde el principio en qué consistía la admiración, así que pronto pasamos a que contaran sus propias experiencias.

¿Qué o quién despierta admiración en niños de 6 y 7 años? Mis alumnos os lo cuentan:

  • Adrián: "cuando yo estaba jugando al fútbol, me tocaba contra El Playas (otro equipo) y había uno que era súper bueno. Y no podía dejar de admirarlo". Es un ejemplo muy común. Cuando nos dedicamos a algo y vemos a otras personas que tienen cualidades que nosotros no tenemos, o que son capaces de hacer cosas que nosotros no podemos, surge la admiración. ¡Y queremos hacerlo igual de bien!
  • Keyla: "cuando pones el blog en clase siento admiración". ¡Vaya, pues gracias por la parte que me toca! Aunque también puedes sentir admiración por todo lo que cuento sobre vosotros. ¡Sois unos fenómenos!
  • Lola: "siento admiración por Keyla porque pinta muy bien". ¡Sí, sois unas artistas las dos!
  • Claudia quiso poner dos ejemplos: "cuando mi papá tira desde tan lejos y encesta en la canasta" y "cuando mi tío y yo jugamos al 4 en raya y él me gana tan rápido porque es muy bueno". 
  • Ares: "siento admiración por un cuadro". No me supo decir cuál. Entonces le pregunté: "¿y dónde está el cuadro?". Y me contestó: "En un museo". Ah, ¡entonces seguro que era un cuadro fantástico!
  • Toni: "siento admiración por Luis porque escribe muy bien". ¡Tú también escribes muy bien cuando te esfuerzas!
  • Teo: "siento admiración por los cuadros que tengo en mi casa". Le pregunté si le parecían muy bonitos y me contestó: "sí, y son todos del mismo señor".
  • David: "cuando le lanzó mi padre la pelota a mi perro, la lanzó muy lejos y mi perro la cogió a la primera". Entonces, ¿sientes admiración por el gran lanzamiento de tu padre o por la gran habilidad de tu perro? ¡Seguro que por las dos cosas!
  • Luis: "siento admiración porque Teo pinta muy bien". ¡Cierto! 
  • Pablo C: "siento admiración por Marco porque hace los deberes muy rápido y también lo hace todo bien". ¡Es un crack!
  • Marc: "cuando un día estaba viendo un partido de fútbol, Barcelona contra Athletic de Bilbao, Messi se los quitaba a todos de encima y marcó un golazo por una esquina al portero". Sí, creo que medio mundo siente admiración por la gran habilidad de este jugador.
  • Marco: "lo mismo que Adri". ¡Vaya! ¡Ese jugador del Playas debe ser muy bueno!
  • Pablo S: "un día en mi casa estaba en mi cuarto y cuando lancé el coche no dio la vuelta, se mantuvo en pie". Entonces ¿sentiste una mezcla de asombro y admiración hacia ti mismo?
  • Nico: "un día mi abuelo Carlos hizo un cuadro. Un día nos lo mandó a nosotros y sentí admiración por él". Es que un cuadro bonito suele despertar admiración y si, además, lo ha pintado un familiar ¡todavía más!
  • Haizea: "siento admiración por mi abuela porque hace cuadros cosiendo". Vaya, ¡seguro que son preciosos!
  • Bruno también quiso poner dos ejemplos: "sentí admiración cuando estábamos jugando al fútbol todos contra mi primo Mario y nadie le podía quitar la pelota". ¡Este Mario podía con todos a la vez! Y el segundo ejemplo me dejó de piedra: "siento admiración por El Greco". Y yo: "¿¿¿¿Por el Greco????" y él: "sí, un pintor". Ya, gracias por la aclaración, pero sigo patidifusa por el hecho de que un niño de 6 años sienta admiración por El Greco... ¡Bruno, eres auténtico!
  • Óscar: "un día , viendo un partido del Barça, vi a Messi cómo metió un gol y sentí admiración". Sí, como le decía a Marc, tú y medio mundo...
  • Giulia: "siento admiración por dos cuadros que tengo en mi casa". ¡Vaya con mis niños! Veo que tienen una especial sensibilidad hacia el arte. Tendré que aprovecharlo en clase...
  • Carlos S: "sentí admiración por los cuadros de Joan Miró, cuando fui a la fundación". Si ya lo decía yo hace un momento...
  • Suyay: "siento admiración porque mi mamá toca bien el piano". Y más arte: pintura, música... ¡lo aprecian todo!
  • Carlos G: "siento admiración porque mi madre pintó un cuadro y era muy bonito". Definitivamente, el próximo curso tendremos que hacer algo relacionado con el arte.
  • Biel: "nunca he sentido admiración". No, Biel, eso no puede ser. Piensa un poco... Y entonces dijo: "cuando nos marcaron un gol por toda la escuadra y dije: ¡Guauuuuuu!". Efectivamente, ¡ese Guauuuuuu denota admiración!
  • Jaime: "siento admiración cuando mi padre va con el monopatín, porque lo hace muy bien". 
  • Keyla quiso volver a intervenir: "siento admiración por el calendario de clase y el reloj, y por toda la decoración, y todo lo que haces". Vaya, Keyla, de nuevo gracias. Sé que admiras muchas cosas de mí porque me lo demuestras día a día. ¡Y yo de ti! Eres una gran deportista, dibujas muy bien, te esfuerzas en tus tareas ¡y siempre sonríes!
  • Lola, que también es un amor, se sumó a Keyla diciendo que también sentía admiración por todo lo que yo hago. Eso sí, también es consciente de sus propias cualidades porque añadió: "siento admiración por lo bien que pinto yo". ¡Es que te esmeras mucho y eres muy perfeccionista!
  • Claudia acabó la sesión con una segunda intervención: "siento admiración cuando mi abuela hace formas con hilos de colores y hace cuadros que son mandalas". ¡Menuda artista!

¿Y a vosotros? ¿Qué os despierta admiración? A mí muchísimas cosas y personas, ¡desde niña! Eso sí, este año me declaro fan de mis alumnos. ¡No dejan de sorprenderme y enseñarme cosas día a día!

En breve, ¡una nueva emoción!

* Aunque yo no voy a utilizar las fichas de actividades porque mis alumnos son muy pequeños, aquellos que trabajéis el emocionario con niños de más edad, disponéis de unas fichas de trabajo preparadas para realizar después de cada emoción. Aquí podéis descargar la ficha de la admiración. Y aquí la solución.

Aquí si quieres adquirir el libro Emocionario.

Coaching educativo y educación emocional. ¡Me apunto!

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No sé si recordáis que en junio, además de reflexionar sobre la importancia de la educación emocional y compartir unos vídeos que la dejan más que patente, tuve una pequeña "pataleta" por la dificultad que tenemos los docentes para acceder a formación tan importante y necesaria. No suelo quejarme mucho, pero ese día me sentí bastante impotente porque tengo muchas ganas de aprender y, desde luego, no nos lo ponen muy fácil (podéis recordar ese post aquí. Y si no habéis visto los vídeos, ¡os los recomiendo de nuevo!).

Os hablé concretamente de una formación que había visto y de la cual me fascinó el temario. Se trata del "Especialista universitario en coaching y educación emocional para la excelencia educativa". No voy a volver a escribiros los contenidos porque ya los compartí en el otro post, pero es la formación sobre este tema que más me ha llamado la atención de todas las que he visto. Desde luego, la formación sobre inteligencia emocional está aumentando considerablemente en los últimos años, pero nunca había visto una oferta tan completa y dedicada exclusivamente al trabajo en el aula (la inteligencia emocional a nivel general seguro que está fenomenal, pero centrada en el ámbito educativo ¡es lo que busco!). Así que, después de quejarme y tener mi "pataleta", decidí poner pros y contras sobre la mesa, hablar con mi familia y ¡lanzarme! En vez de quejarme y no hacer nada, ¡decidí actuar! No puedo saber la calidad de la formación porque formaré parte de la primera promoción y, por tanto, no hay referencias. ¡Nadie la ha cursado todavía! Pero sabía que si no me matriculaba, siempre me quedaría con la "espinita" de no haberlo intentado, de no haber luchado por mis sueños. ¡Dicen que en esta vida te arrepientes más de las cosas que no hiciste (y querías hacer) que de las que sí, aunque al final te equivoques!

Por tanto, ¡allá voy! ¡A por el cambio educativo! Y para poneros los dientes largos, os muestro el vídeo promocional de la formación. ¡No me digáis que no es motivador!


Es el momento de ACTUAR en la Educación y para ello BUSCAMOS...
Docentes que quieran innovar en su profesión
Con los que trabajaremos para que BRILLEN al máximo
Y les dotaremos de herramientas para que hagan brillar.

El coaching, la programación neurolingüística y la educación emocional provocan un cambio en el alumnado y en su manera de aprender a través de un cambio en la manera de educar.
Haz que tus alumnos den lo mejor de sí.
Conoce tu potencial y aprovéchalo.
Inspira en el aula y sé agente del cambio.

Espero aprender muchísimo porque supone un importantísimo esfuerzo para mí, pero creo que me puede aportar muchísimos beneficios tanto a nivel profesional como a nivel personal. Y, por supuesto, espero que los mayores beneficiados sean mis alumnos. ¡Se merecen la mejor versión de mí como educadora!

¡Quiero brillar y hacer brillar!


Emocionario: CELOS Y ENVIDIA

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Hoy, en el Proyecto Emocionario, vamos a abordar una emoción que muchos estabais esperando. ¡Hasta mis alumnos la estaban esperando! Se trata de los celos, que inevitablemente la relacionaremos con la envidia, ya que en muchos casos suele confundirse.



Aquí tenéis la ilustración de la emoción.




Después de observar la ilustración, la cosa parecía clara. El perro de la izquierda lucía orgulloso un globo enorme. El de la derecha, con su globo pequeñito, miraba de reojo al poseedor del globo grande... ¿Qué debía sentir? Pablo S. dijo que rabia. Bueno, quizás alguien sienta rabia en un momento así, pero nosotros ya hemos trabajado esa emoción y, en cualquier caso, esa rabia sería consecuencia de la emoción que buscamos. ¿Cuál puede ser? Lola dijo la envidia. Bueno, según el emocionario buscábamos los celos, ya que es el título de la emoción. Sin embargo, la ilustración representa la envidia. ¡Muy bien, Lola! En las fichas de actividades del emocionario, parece que lo han corregido y pone "envidia". Desconozco si en posteriores ediciones del emocionario, también pone "envidia" el libro en lugar de "celos".

Algunos dicen que los celos y la envidia son lo mismo, pero no es así, aunque es cierto que ambas emociones van de la mano. Son parásitos que devoran tu alegría. No les interesa que a ti te vaya mejor, sino que al otro le vaya peor. Sin embargo, entre los celos y la envidia hay claras diferencias.

Los celos te dificultan compartir aquello que consideras tuyo, como el amor de un ser querido. Son una respuesta emocional que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propio. Los celos, por lo general, involucran a tres personas y están conectados con el tener. La persona afectada por los celos está respondiendo a lo que percibe como una amenaza que un tercero representa para una relación que ella considera valiosa (pareja, padres, hermanos, amigos...). Entre las principales características de los celos destacan una serie de pensamientos negativos y sentimientos que la persona va acumulando dentro de sí misma, como la inseguridad, el miedo, la impotencia, la ansiedad, la ira o el resentimiento. Todo esto acompañado de la creencia de que está perdiendo a su objeto apreciado.

La envidia, en cambio, no nace de lo que tú tienes, sino de lo que el otro tiene: es un sentimiento en el cual existe tristeza y dolor, que surgen cuando alguien posee aquello que tú deseas. La RAE la ha definido como tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee. La envidia involucra a dos personas y está conectada con el no tener. La persona envidiosa quiere algo que le pertenece a la otra persona, y no quiere que esa otra persona lo tenga. El objeto de la envidia puede ser el compañero de la otra persona, una buena relación, un rasgo deseable como la belleza o la inteligencia, una posesión, el éxito o la popularidad.

Si los celos y la envidia se confunden tanto, es porque la envidia tiene una connotación más negativa. Es un sentimiento de hostilidad hacia otro, que se percibe como superior, y se acompaña de un deseo de poseer esa ventaja y destruir la superioridad. En cambio, los celos, parecen mitigados por el sentimiento de amor que hay en una relación que se considera valiosa. Por tanto, muchas veces se emplea erróneamente "celos" en lugar de "envidia", pero pocas veces ocurre al revés. Es habitual oír que alguien tiene celos de otra persona porque, por ejemplo, le ha tocado la lotería, cuando en realidad lo que siente es envidia. Pero no se suele decir que sientes envidia cuando ves a tu pareja con su ex.

En algunas sesiones del Proyecto Emocionario os he dado algunas pautas sobre cómo tratar algunas emociones con los niños, cuando considero que es importante, pero en este caso hay tanto material que prefiero enlazaros a algunos artículos que he encontrado interesantes:

Celos
  1. Los celos infantiles. Artículo en el que encontraréis una explicación de los celos en los niños, sus posibles causas, los síntomas y manifestaciones en los niños, y estrategias de intervención y orientaciones generales.
  2. Los celos de los niños. Otro artículo en el que también se explica el por qué de los celos infantiles y se dan algunas pautas para reducirlos.
Envidia
  1. La envidia en los niños ¿Cómo tratarla? Como su título indica, encontraréis una explicación sobre la envidia y algunas pautas de actuación ante un niño envidioso.
  2. Escuela de padres. Actuando ante la envidia. Más información sobre este sentimiento y algunas recomendaciones para trabajarla.
Ante estos dos sentimientos, reconozco que soy poco "tolerante" con la envidia. Los celos normales (no vamos a entrar en los patológicos, muy destructivos, que sufren personas con desequilibrio emocional) me parecen una respuesta emocional lógica en ciertas situaciones. Los sientes por la preocupación o el miedo de perder a un ser querido, y generalmente esta clase de celos están fundamentados en hechos concretos, pero se resuelven con facilidad mediante el diálogo o ciertas pautas sencillas. Sin embargo, la envidia, aunque vemos que surge en los primeros años de vida y es universal, creo que hay que saber tratarla para poder gestionarla adecuadamente (¡ojo! ¡los celos también hay que saber gestionarlos adecuadamente!). A veces, utilizamos la expresión de forma mecánica y creo que tendríamos que intentar desterrarla de nuestro vocabulario. Cuando a alguien le pasa algo estupendo (se va de vacaciones, le toca la lotería o cualquier otra cosa) solemos oír: "¡qué envidia!". Yo hace años que me fijo mucho en eso y lo cambié por: "¡qué bien! ¡me alegro por ti!" o cualquier otra cosa por el estilo. Porque vamos a ver, luego la gente le pone la coletilla: "pero envidia de la sana, ¿eh?", pero es que yo nunca he acabado de entender eso de la envidia sana. En fin, que no me cuadra con la esencia de la envidia, porque la envidia implica que yo me sienta mal por lo que el otro tiene y a mí, sinceramente, eso no me pasa, y entiendo que a muchos que lo dicen, tampoco (a lo mejor es que soy muy puntillosa, jeje). Así que desde aquí os animo a ir eliminando esta inercia de nombrar esta envidia "sana" ante las bondades del prójimo ;-)

Sobra decir, por supuesto, que los niños son esponjas y absorben todo lo que ven. Por tanto, no pretendamos que nuestros pequeños manejen bien la envidia si ven en nosotros actitudes envidiosas. Y lo mismo pasa con los celos. Los niños aprenden de nuestras reacciones ante las situaciones, de ahí que las respuestas emocionales de los hijos sean, la mayoría de las veces, similares a las de los padres. Podemos decir "A", y repetir "A" hasta la saciedad, pero si hacemos "B", los niños aprenderán "B". No falla.

¿Y qué experiencias me contaron mis niños con estos sentimientos? Pues aquí las tenéis:

  • Claudia: "Tengo celos por mi primo porque se fue primero de viaje a Barcelona y otro día, después, se fue a Madrid". Un claro ejemplo de confusión de celos con envidia. 
  • Marc: "Cuando un día me fui a la feria y me monté en la atracción del súper ratón, me dieron un globo de Star Wars de color rosa y a mi hermano uno de color rojo. Me enfadé y en mi cabeza oía: ¡yo quiero ese globo!. Le pedí a mi padre que le dijese a mi hermano que me lo cambiase y me dijo que no". Cuando le pregunté a Marc qué es lo que sintió, me dijo que celos. Yo digo que envidia ;-)
  • Teo: "Un día me fui a la playa con un amigo mío y yo no me pude bañar y él sí, y sentí envidia".
  • Pablo S: "Un día, cuando estaba en la piscina, le dije a mi amigo Albert que si podía ir a su casa, y tenía muchos gormitis". "¿Y qué sentiste?", le pregunté. "Celos", me contestó. Vaya, pues yo creo que de nuevo es envidia...
  • Ares: "Un día, cuando mi madre trajo a mi perro a casa y ya no me prestaba tanta atención, sentí celos". ¡Sí, en esta ocasión sí son celos!
  • Carlos S: "Un día, cuando yo tenía una metralleta de juguete, mi hermano vino y me dijo que era suya y me la quitó. Y sentí celos de su fuerza". Una vez más, se trata de envidia.
  • Lola: "Siento celos de mi hermano porque nunca se enfadan con él y conmigo sí". Mmmmm, pues yo creo que ahí también hay envidia. En este caso, desde tu punto de vista, tu hermano tiene algo que tú no tienes: el poder de que nunca se enfaden con él. Y a ti te gustaría tener también ese poder. Sin embargo, si además de esa envidia, sientes amenazada la relación con tus padres porque crees que él puede tener un lugar privilegiado que tú no ocupas, podrían aparecer los celos.
  • Giulia: "Un día sentí envidia porque mi tío y mi prima se fueron de viaje a ver a Santa Claus". 
  • Keyla: "Un día mi prima se fue de viaje a Madrid a ver a los Reyes Magos. Y yo dije a mi madre: Mamá, ¿puedo ir con mi prima?. Y me dijo que no. Y sentí envidia".
  • Biel: "Un día, cuando en Nochevieja vino mucha gente a casa, llegó una señora con un bebé y todos fueron a hacerle caso y yo me quedé solo. Y sentí celos del bebé". ¡Ay, los bebés! ¡Cuántos celos despiertan! Pero hay que entender que los bebés necesitan una atención especial. No más ni mejor, pero sí diferente a la de un niño mayor.
  • Óscar: "Siento envidia por mis padres porque ellos son mayores y yo no". "¿Y por qué te gustaría ser mayor?", le pregunté. "Porque no puedo hacer cosas de mayores", me respondió. "¿Y te has parado a pensar que, a veces, los mayores, tampoco pueden hacer cosas de niños?", le dije yo. Cada cosa a su debido tiempo. ¡Y disfruta al máximo de ser niño porque luego ya no vuelve!
  • Luis, Toni, Eric y David dijeron no haber sentido nunca ni celos ni envidia. Vaya, eso sí que es raro, raro, raro...
  • Marco: "Lo mismo que Lola". Bueno, aunque en este caso se refiere a su hermana pequeña.
  • Bruno: "Cuando estaba con mi primo viendo una película de Indiana Jones, sentía envidia porque él las tenía en CD y yo no. Y si me las quiero descargar son 33 Gb". 
  • Nico: "Siento envidia por mi hermano porque él no comparte nada y yo comparto todos mis juguetes". Entonces le pregunté: "¿Pero a ti te gustaría ser como él y no compartir?". Y me respondió: "No". Entonces no sientes envidia (ni celos). Lo encuentras injusto, puedes sentir rabia, enfado...

¿Qué os parece? ¿A que es un poco lioso esto de los celos y la envidia? Y fijaos que se ha cumplido lo que comentaba antes: muchos niños han nombrado los celos cuando se trataba de envidia, pero no ha ocurrido a la inversa.

En breve, ¡una nueva emoción!

* Aunque yo no voy a utilizar las fichas de actividades porque mis alumnos son muy pequeños, aquellos que trabajéis el emocionario con niños de más edad, disponéis de unas fichas de trabajo preparadas para realizar después de cada emoción. Aquí podéis descargar la ficha de la envidia y los celos. Y aquí la solución.

Aquí si quieres adquirir el libro Emocionario.

Todo a punto. ¡Empezamos!

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Estos primeros días de septiembre he publicado muchas menos entradas que el curso pasado porque la verdad es que se nota que sigo con el mismo grupo y en la misma clase. ¡Ya tenía todo el material preparado para mi aula! El alfabeto en forma de banderines (después de diferentes mensajes durante el curso pasado, vuelve a lucir el "benvinguts"), el abecedario para el aula (que no he querido cambiar porque me esforcé muchísimo en diseñarlo y me sigue pareciendo ideal), los números y etiquetas (a juego), la decoración para el reloj del aula (el año pasado sólo vimos las horas "en punto" e "y media", así que este año lo aprovecharemos mucho más porque profundizaremos en el estudio de las horas), el calendario para el aula, las normas de aula, los encargados de aula... Y os enseñaba cómo quedaba mi aula en este post

Así que este curso, en ese aspecto he hecho pocos cambios. Aún así, a ver si un día de estos hago fotos porque hay algunas pequeñas novedades. En los encargados de aula, he preparado los nombres de los niños en las etiquetas con borde de estrellitas color turquesa (como las de los percheros, pero más grandes), así tiene el mismo diseño que el cartel de "encarregats" (y hace juego con el resto de la decoración del aula). También, con el mismo diseño, he preparado etiquetas para poner en los lugares donde colocamos los libros de las diferentes materias (castellano, catalán, matemáticas...). Al final, lo que intento, es dar uniformidad al aula y que quede lo más bonita posible. ¡Ya he mencionado muchas veces que pasamos mucho tiempo ahí dentro y quiero que nos sintamos a gusto! He cambiado (una vez más) la disposición del aula, buscando esa fórmula perfecta que no existe (las aulas de mi cole son muy pequeñas, ¡buahhh!), pero da igual, yo sigo moviendo mesas y sillas de aquí para allá una y otra vez. ¡Hoy he estado unas dos horas probando diferentes combinaciones hasta decidirme! ¡Las chicas de la limpieza ya cerraban la puerta del cole! Pero he conseguido salir, jeje. Con esta nueva disposición, que tiene sus ventajas e inconvenientes (como todas), he conseguido dejar dos mesas  auxiliares junto al rincón de lectura. Ese nuevo espacio me puede dar juego para que algún grupito de alumnos pueda hacer alguna actividad alternativa cuando acaban el trabajo, realizar alguna tarea en grupo... En fin, ¡para muchas cosas! También he ampliado un poco el rincón de lectura. He conseguido dos cojines nuevos y he comprado una alfombra igual que la que había, por lo que ahora hay el doble de espacio. He adornado los marcos de los corchos de mi aula con whasitape, y creo que poco más ;-)

En fin, que una vez más, ya está todo a punto para recibir a mis alumnos. Mañana tengo la reunión colectiva de padres, un claustro y comprobar que no falta ni un detalle en el aula en la que vamos a pasar un curso estupendo. ¡Lo presiento! Y el viernes, ¡empezamos!

Y antes de recibir a mis alumnos, para refrescar la memoria y entrar en materia, quiero compartir con vosotros un vídeo resumen del curso pasado que les regalé a mis niños a final de curso. Viéndolo, me entran unas ganas enormes de emprender con ellos esta nueva etapa.

¡Vamos a por un curso todavía mejor que el anterior!


Primer día de clase del curso 2015-16

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Bueno, por fin han empezado mis alumnos. Hoy ha sido el primer día de clase del curso 2015-16. Y puedo decir que todo ha ido rodado :-) Y es que esto de conocernos y, además, ser un año mayores, ¡es un súper plus! Por tanto, puedo decir que más que un primer día de clase, ha sido una continuación del punto en el que nos quedamos. ¡Un gran reencuentro!

Recuerdo que el curso pasado fue toda una odisea revisar los libros de cada niño¡y colocarlos en su sitio! ¡Y eso que éramos dos profesoras en el aula! Hoy ha sido coser y cantar. Y yo solita. Bueno, y mis campeones. "¡Todo el mundo busca el libro de matemáticas!". Y mientras iba pasando lista para anotar si lo tenían, ellos se levantaban y lo colocaban el la estantería correspondiente. "¡Ahora todo el mundo busca el libro de catalán!". Y lo mismo, volvía a pasar lista mientros ellos se levantaban y lo colocaban en su sitio. Dicho así parece muy fácil, ¡pero es que hay muchísimo material! Que si libro de esto, cuadernillo de lo otro, lecturas, folios, flauta... Vamos, que desde mi punto de vista hemos sido auténticos rayos y hemos estado casi dos horas. Con los alumnos de primero, resulta mucho más complicado porque es la primera vez que se enfrentan a los libros de texto, y ponerles tantísimos libros delante y que tengan que encontrar el apropiado, cuando muchos apenas leen... ¡Al final lo hacemos los maestros!

No tengo mucho que contar del primer día porque, como os estoy diciendo, ha sido meramente organizativo. Pero como ayer os prometí fotos del aula, pues aquí están.

Ayer os comenté que había hecho nuevas etiquetas a juego con el abecedariolos números... Ya sabéis, el fondo turquesa con estrellitas blancas. Pues este año he colocado nuevas etiquetas en las estanterías, indicando las diferentes materias para colocar los libros, he cambiado las etiquetas con los nombres de los niños, en el panel de encargados, para que también hagan juego (el curso pasado eran los nombres en mayúscula sobre fondo blanco) y he hecho carteles para las papeleras también a juego, indicando qué tirar en cada una (el curso pasado era un continuo: "¿dónde iba el papel?", "¿dónde tiro esto?"). También os comenté que había puesto whasitape en los marcos de los corchos de la clase. Aquí tenéis uno, aunque no se ve muy bien. Son topitos celestes. Mi mesa está adornada igual (con el mismo whasitape) desde el curso pasado, tanto alrededor de la mesa como de los cajones (no sé si alguna vez os he enseñado alguna foto).




Y aquí tenéis el rincón de lectura, como veis algo ampliado respecto al curso pasado. He cambiado la disposición del aula y he logrado añadir estas dos mesas detrás, para actividades varias, además de colocar una nueva alfombra y nuevos cojines. Y bajo el mural de nuestro Proyecto Emocionario, ¡queda divino! Yo encuentro que muy colorido a la vez que acogedor.





Y aquí algunas panorámicas del aula que tomé ayer por la tarde. Como os dije, no es nada fácil encontrar una disposición de aula funcional y bonita. ¡No sé si se aprecia en las fotografías, pero las clases son muy pequeñas! Así que probaremos una temporadita así. ¡Hoy ha ido fenomenal! ¡Ah! Y esas etiquetitas que veis sobre las mesas, en el sitio de cada niño son... a ver si lo adivináis. ¡Los nombres de los niños con el fondo turquesa y estrellitas blancas!




Y no sé si os habéis fijado en las fotografías anteriores, que tengo sobre mi mesa el cuaderno de programación, donde planifico todas las sesiones de clase semanalmente. Y, además, también personalicé mi cuaderno de profesora, donde anoto las calificaciones de mis alumnos, los resúmenes de las reuniones y diferentes datos a lo largo del curso. Por cierto, y esto va para mis papás, no sé si os habéis fijado en el post-it del lateral derecho del blog. Hace ya una semana que lo cambié y colgué el horario del actual curso (los niños también lo han pegado en la agenda). Y recordad, además, que tenéis disponible el apartado "agenda". Ya he colocado las fechas importantes  del curso y los días no lectivos para que os podáis organizar con tiempo.




Otro pequeño detalle que quiero compartir con vosotros es un truquillo que me comentó mi compañera Sandra. Las bandejas donde ponemos los lápices de colores de clase, para compartir, suelen acabar el curso bastante perjudicadas. En fin, que acaban con restos de cera de los plastidecor, restos de minas de lápices de colores... Muy limpias no quedan, vaya. Y nunca se me había ocurrido meterlas en el lavavajillas hasta que me lo comentó Sandra. Me las llevé a casa, probé y ¡voilá! Parece que tenemos bandejas nuevas para estrenar el curso :-)




Y poco más, supongo que me dejo algunos detalles, pero creo que podéis ver más o menos cómo hemos empezado el curso. Bueno, falta lo más importante... ¡mis niños! Así de contentos estaban después del patio, escuchando música relajante mientras pintaban una mandala.


Yo, mientras tanto, acababa de repartirles circulares y archivar distintas autorizaciones. ¡Ya os digo que ha sido un día de reencuentro y de ponerlo todo en orden! Y los últimos 20 minutos de clase, hemos estado viendo algunos videocuentos que grabamos el curso pasado. ¡Nunca se cansan de verlos y van recitando de memoria algunos fragmentos!

¡El lunes ya nos ponemos a trabajar! Me ha encantado veros de nuevo. Estoy segura de que tenemos por delante un curso maravilloso. ¡Que paséis un buen fin de semana!

Emocionario: DESEO

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Hoy vamos a abordar una de las últimas emociones del Proyecto Emocionario. Se trata del deseo.




Estuvimos observando la ilustración y mis alumnos mostraban dudas. Tenían claro que el oso se quería comer la miel, pero surgían palabras como hambre, dulce... Entonces les orienté un poquitín: "¿Qué sientes cuando quieres algo mucho?". "Que lo quieres", me contestaban. Y Adrián añadió: "Piensas: lo quiero". "Sí, ¿y otra forma de decirlo?". "Lo... ¡DESEO!", me respondió. ¡Fenomenal, Adrián! Hoy vamos a hablar del deseo.

El deseo es un impulso que nos mueve hacia algo que queremos. Es un motor de nuestros actos. El anhelo de saciar un gusto.

Puedes sentir deseos muy variados: deseos de hacerte mayor, de comerte un plato apetitoso, de aprender a nadar, de dormir o descansar, de estar con tus abuelos, de ser bombero... Sin embargo, no todos los deseos son iguales. Hay algunos muy fuertes, muy profundos, como si deseas ser médico y estudias durante mucho tiempo para conseguirlo. Y hay deseos caprichosos, fugaces, como algún juguete. También tenemos los antojos, como cuando ves una foto de la cena de Nochebuena y te entran ganas de comerte un mazapán.

Un deseo cumplido nos da satisfacción.  El deseo y su satisfacción forman parte de la naturaleza humana.

Creo que lo tuvieron bastante claro, por lo que no nos extendimos mucho. ¡Pasaron enseguida a contarme sus deseos!

  • Adrián: "Yo deseo tener un perro, pero no me lo compran". Ya, es que eso de tener una mascota en casa ¡tiene que ser por acuerdo familiar! Y requiere un compromiso muy grande.
  • Nico: "Deseo ser multimillonario". "¿Y qué harías con tanto dinero?", le pregunté. "Comprar una casa con piscina y con jacuzzi", me contestó. "¿Tú crees que el dinero da la felicidad?", le seguí preguntando. "Sí", me respondió. "¿Y los demás, lo pensáis?", pregunté al resto de la clase. La mayoría dijeron que no. Claudia dijo: "No, porque los demás sólo te quieren por las cosas que tienes y si dejas de tenerlas, ya no van contigo". Seguí preguntando argumentos a los que habían contestado que no. "¿Por qué pensáis que el dinero no da la felicidad?". "Porque causa problemas", me contestó alguien (lo siento, pero no apunté quién dio esa respuesta). Sonreí, yo creo que eso lo han oído a los mayores. Efectivamente, el dinero, en muchos casos, es fuente de problemas. Pero eso no es culpa del dinero (que en sí mismo no es bueno ni malo), sino de la codicia de las personas, y de no tener una escala de valores apropiada. Y así, partiendo del deseo, terminamos con un interesante diálogo sobre si el dinero daba o no la felicidad. Llegamos a la conclusión de que no da la felicidad, porque por mucho dinero que tengas en la vida, si fallan los pilares importantes (tener salud, una familia y amigos que te quieran...) no conseguirás ser feliz. Sin embargo, también nos quedó claro que no le íbamos a hacer ascos al dinero. El dinero es útil. Si tenemos todo lo importante y, además, dinero ¡pues fenomenal! Así que Nico, cuando tengas tu casa con piscina y jacuzzi, te dejamos que nos invites :-)
  • Pablo S: "Deseo saltar de un edificio cuando tenga los 10". ¿Cómooooo? "¡Con un paracaídas!", añadió. ¡Ah, bueno! Aún así, me parece toda una hazaña...
  • Haizea: "Deseo ser profesora". ¡Ah, fenomenal! ¡Seremos compis de profesión!
  • Biel: "Deseo un deportivo y una playstation". No sabes nada, jeje.
  • Marc: "Yo deseo taaaaanto un robot muy grande que sale en el libro de Socials... Y deseo la tablet Boing, se la pedí a los Reyes y no me la trajeron". Es que los Reyes a veces tienen un poco complicado satisfacer todos los deseos de tantos niños...
  • Giulia: "Deseo saber hacer surf". Pues ya sabes, ¡todo es ponerse!
  • Lola: "Primero, lo mismo que Giulia, y segundo, deseo ser profesora". ¡Una profe surfera! ;-)
  • Carlos G: "Deseo que sea mi comunión, dentro de un año. Y también deseo hacer snowboard". Sí, ya nos ha quedado claro que eres un crack en los deportes de nieve y acuáticos.
  • Claudia: "Primero, deseo ser pastelera. Y segundo, deseo coser como mi abuela, flores y arcoiris de colores que son hilos de colores". ¡Pero qué dulce es mi Claudia!
  • Ares: "Deseo ser pintor". "¿De brocha grande o quieres pintar cuadros?", le pregunté. "De brocha grande", me contestó. "Y lo pintaré todo de blanco y rojo, la mitad de cada", añadió.
  • Pablo C: "Deseo tener el súper smash bros de la wii. Y deseo un violín". "¿Para tocarlo?", le pregunté. "Sí", me contestó. Ya sabes, Mónica, tu hijo tiene ganas de tocar el violín, ¡así que ya puedes ir buscando dónde desarrollar su vocación musical!
  • Óscar: "Deseo tener una casa en el campo". ¡Ay, cómo noto por aquí la influencia de tu querida Galicia!
  • Keyla: "Lo mismo que Haizea". ¿Otra de mis niñas desea ser profe? Vaya, igual las inspiro ;-)
  • Eric: "Deseaba que Papá Noel me trajera la casa de Bob Esponja y no me la trajo". Ya, es que a Papá Noel le pasa como a los Reyes, que a veces no puede satisfacer tooooodos los deseos de tooooodos los niños. Pero seguro que te trajo otras cosas que también deseabas ;-)
  • Teo: "Primero, deseo que mi perro no haga agujeros y también que no rompa cosas". ¡Jajajaja! Tienes un perro travieso, ¿eh?
  • David: "Deseo las botas de Messi". Es tu ídolo, ¿verdad? Pues ya podría repartirlas, seguro que tiene muchísimas. Aunque me da que hay bastantes más niños que desean sus botas.
  • Marco: "Lo mismo que Óscar". Muy bien, otro que valora la vida tranquila y sosegada del campo.
  • Carlos S: "Deseo vivir en el piso más alto de un rascacielos". ¡Qué contraste! Está claro que a ti te van los áticos...
  • Luis: "Deseo las zapatillas de Cristiano". Jeje, cómo os va el fútbol. Pues seguro que si salen a subasta, dan barbaridades por ellas, pero a mí, eso de unas zapatillas usadas, como que no me atrae nada...

Y vosotros, ¿qué deseáis? Yo muchísimas cosas (porque siempre tengo inquietudes nuevas), aunque cada vez deseo cosas más sencillas en la vida, la verdad. ¡Ahora mismo deseo pasar un curso estupendo en el que, seguro, aprenderé un montón de cosas!

En breve, ¡una nueva emoción!

* Aunque yo no voy a utilizar las fichas de actividades porque mis alumnos son muy pequeños, aquellos que trabajéis el emocionario con niños de más edad, disponéis de unas fichas de trabajo preparadas para realizar después de cada emoción. Aquí podéis descargar la ficha del deseo. Y aquí la solución.

Aquí si quieres adquirir el libro Emocionario.

Aportaciones de mis niños

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Los que me hayáis seguido durante el curso pasado, sabréis que de tanto en tanto publicaba las aportaciones que mis alumnos traían a clase. Algún dibujo, algún premio que habían conseguido y, en la mayor parte de las ocasiones, libros. Cuando traen un libro a clase, siempre lo muestran a sus compañeros, explican un poquito su contenido y dicen lo que más les ha gustado. Si es un cuento, lo leemos. Si es un libro más largo, leemos la sinopsis o algún fragmento si tenemos tiempo. Y ¡les hago una foto para publicarla en el blog! Les encanta verse, a las familias también, y algunos me habéis comentado que os encanta que os lo muestre porque cogéis ideas sobre libros.

¡Pues todavía no había publicado las últimas aportaciones de mis niños! Eso sí, yo tenía las fotos guardaditas para elaborar el post algún día. Así que aquí están. Bueno, la mitad, porque tenía tantas que he querido dividirlo en dos partes.

Lola trajo a clase dos libros de la misma colección: Aoki y Yumi. Se trata de dos álbumes de estos dos personajes del universo kokeshi con solapas y juegos de discriminación visual.



Haizea compartió con todos Cada noche una historia con Blanquita. Uno de esos libros que, tanto por formato como por el estilo de sus ilustraciones, me recuerda a mi infancia.



Lola ha descubierto ya el encanto de los libros de la editorial Usborne. ¡Ya lo hemos comprobado en clase con varios de ellos! ¿Recordáis el gran álbum para dibujar, colorear y garabatear? Pues en esta ocasión, tenemos Christmas Art Ideas, un fantástico libro lleno de originales manualidades para la época navideña. Ahora nos pilla un poco fuera de época, pero no nos daremos cuenta y ya estaremos con los preparativos de estas fiestas. En todos los ejemplos no faltan las instrucciones paso a paso y una foto con el resultado final. ¡Ideal para hacer decoración DIY que tan de moda está!


Aquí si quieres adquirir el libro Christmas Art Ideas


Haizea nos muestra un libro recopilatorio: Cuentos para niños de 6 años.

Una colección pensada para niños y niñas, con cuentos llenos de personajes distintos y adaptados a distintas edades, siempre con un fondo de ternura y enseñanza. Historias para entretener que niños y niñas disfrutaran tanto por su lectura como por sus hermosos dibujos.


Aquí si quieres adquirir Cuentos para niños de seis años


Claudia trajo a clase otro de esos libros que me recuerdan a mi infancia: Cuentos y fábulas, de la editorial Susaeta. Este recopilatorio contiene las siguientes historias: Cenicienta, El ratón y el león, El mago de Oz, La gallina de los huevos de oro, Peter Pan y El pastor mentiroso.



Marc nos enseñó uno de los libros que tiene en su casa: ¿De dónde venimos?. No profundizamos en el tema porque considero que en 1º de primaria son demasiado pequeños para dar más explicaciones de las que piden. Especialmente en el colegio. Cada familia tiene su particular manera de tratar el tema en casa, y quise respetarla. Hoy en día son cada vez más las familias que hablan de educación sexual sin ningún tipo de tapujos a edades tempranas, pero entiendo que muchas otras no, y no quise tratar el tema en clase (bueno, todos tenían claro que venimos de la barriga de mamá porque somos mamíferos, ¡que eso lo hemos estudiado en clase de ciencias naturales!). Pero tampoco me hicieron ninguna pregunta al respecto (como la típica ¿y cómo se ha metido el bebé ahí?), así que ¿para qué desvelar más? Lo que sí recomiendo es no mentir ni contar historias fantasiosas (como la típica cigüeña que viene de París). Cuando descubran que les hemos mentido, ¿cómo podremos pretender que confíen en nosotros? Así que cada uno decida cuánta información quiere dar, pero eso sí, que sea cierta.

Publicado por primera vez en 1975, ¿De dónde venimos? fue el primer libro divulgativo sobre educación sexual que se editó en España. Más de 35 años después, la recuperación de este clásico, que ha educado a varias generaciones de lectores, no ha perdido su vigencia y sigue siendo un instrumento muy útil y eficaz para ayudar a padres y educadores en la tarea de explicar a los niños el principio de la vida. Con un texto directo, sencillo y de gran sensibilidad y delicadeza, esta obra responde a las preguntas que se esconden detrás de conceptos como hacer el amor, concebir, el crecimiento dentro del útero materno o el parto. Las ya míticas ilustraciones originales de Arthur Robins, llenas de ternura y con un toque de humor, convierten el libro en una obra atractiva a la vez que didáctica.

Aquí si quieres adquirir ¿De dónde venimos?


Haizea trajo un libro de la colección Érase una vez El cuerpo humano (¡de niña adoraba esa serie!): El nacimiento. Aunque trata el mismo tema que el libro anterior, está enfocado desde un punto de vista biológico, dejando de lado la educación sexual.




Toni nos muestra entusiasmado el libro nº10 de nuestra protagonista preferida: Junie B. Jones y el pastel peligroso. ¿La recordáis?

Junie B. Jones es... ¡la niña más superdivertida! En el colegio de Junie B. se celebra una feria con un montón de juegos, ¡y ella piensa ganarlos todos-todísimos! (otra cosa es que lo consiga, claro). Cuando por fin logra ganar una prueba, la de los Pasteles Musicales, y su premio consiste en quedarse con el que más le guste, Junie B. elige uno riquíiiisimo... ¿Cómo va a saber ella que, en realidad, el dichoso pastel es un arma peligrosa?




Teo, que es un gran lector, compartió con nosotros uno de sus libros, no muy habitual en manos de niños de 1º de primaria, dado el nivel lector que requiere: Kika Superbruja y el libro de hechizos.

¿Quién es realmente la bruja Elviruja? ¿Por qué su libro de hechizos acabó en manos de Kika? ¿Cómo influyó en ello el dragón Héctor? ¿Y qué pintan el perverso brujo Jerónimo y el malaspulgas de su perro Serafín en esta historia? ¡Por fin vas a saberlo TODO sobre cómo empezaron las aventuras de Kika Superbruja!


Aquí si quieres adquirir Kika superbruja: y el libro de hechizos


Keyla trajo un libro dirigido a la primera infancia: ¡Mira! Se trata de un libro con fotos de bebés y con sencillos textos para leer al bebé mientras descubre las caras y gestos de otros bebés. Sin embargo, Keyla trajo ese libro por su relación con el Proyecto Emocionario que trabajamos durante todo el curso. Desde bien pequeños, los bebés muestran e identifican emociones. Aquí vemos sus expresiones de alegría, miedo, asombro...



A Teo, como a casi todos los niños de mi clase, le encanta el fútbol, y compartió con nosotros un cómic de Mortadelo y Filemón, especial mundial





También Teo nos trajo un libro chulísimo con pop-ups en 3D: Selves. Un fantástico libro para aprender un montón de cosas sobre este hábitat natural.


Aquí si quieres adquirir Selves (català)


Y Teo, de nuevo, compartió con nosotros un libro en el que el protagonista se llama precisamente como él: En Teo celebra Sant Jordi.

En Teo descobreix món és una àmplia col·lecció amb més de quaranta títols on en Teo presenta diferents escenes de la vida quotidiana. De la mà d'en Teo, el nen podrà identificar-se amb els diversos personatges i situacions, i reviurà el món que l'envolta. Tots els títols de la col·lecció tenen una guia didàctica per entretenir el nen tot estimulant-li la curiositat i la creativitat.




Pablo S. trajo ilusionado un cómic de unos personajes muy famosos: ¡Las tortugas ninja! No necesitan presentación, ¿verdad?



Y por útimo, Lola, compartió con nosotros un libro muy especial. Se llama precisamente eso: Un llibre (un libro). Este libro lo leímos en clase porque sabía que les encantaría. De hecho, nos gustó tanto que se lo prestamos a nuestros compañeros de 1ºA para que también lo leyeran, y aplaudieron y todo a Lola porque les fascinó. Se trata de un libro de observación y atención que, en cada página, da instrucciones al lector sobre lo que tiene que hacer. De hecho, así textualmente lo dice: "Esto es un libro. Si haces lo que te dice, ya verás qué pasa...". Y así lo hicimos. Yo lo iba leyendo mientras Lola seguía las instrucciones mostrándolo a toda la clase. Las instrucciones eran tipo: "Pon el dedo sobre el punto amarillo". Y al girar la página, había cambiado de color. "Da tres golpecitos al punto". Y al girar la página, había tres puntos. "Agita el libro". Y al girar la página, se había descolocado todo. En fin, no desvelo más. Pero os aseguro que mis niños (y nuestros compañeros de 1ºA) rieron a carcajadas. ¡Fantástico Hervé Tullet!

Al abrir este libro solo se ve un círculo amarillo sobre la página en blanco. Entonces, se invita al lector a pulsar ese círculo con el dedo y averiguar qué ocurre. ¿Qué niño curioso podría resistirse a semejante desafío? Para saber la respuesta simplemente hay que dar la vuelta a la página ¡Y así empieza la magia! Círculos rojos, amarillos y azules se desdoblan, cambian de lugar, se colocan en fila, crecen e incluso están a punto de caerse por el borde del libro o volar hasta desaparecer. Todo depende de lo que el niño haga, si los aprieta, los frota, sopla sobre ellos o los agita. Este baile de círculos se va encadenando en una divertida complicidad con el lector de una forma espectacular y sorprendente. A Hervé Tullet no le hace falta un derroche de medios -con unos círculos de colores le basta para realizar esta proeza: hacer de la lectura un juego y un placer. En suma, lo que se espera de un buen libro. Estamos ante una obra inteligente, gráficamente arriesgada y a la vez cercana e íntima. Tanto el niño como el adulto se sentirán cautivados y querrán volver al principio una y otra vez.


Aquí si quieres adquirir Un llibre


Y esto es todo por ahora. En breve os mostraré los libros que faltan. ¡Espero que antes de que mis niños vuelvan a inundar mi mesa de libros nuevos! 

Emocionario: SATISFACCIÓN

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A puntito de acabar el Proyecto Emocionario, hoy vamos a hablar de la satisfacción. En esta ocasión nos encontramos con una de esas ilustraciones que yo considero algo ambigua. Bueno, al menos me parecía bastante claro que no sería fácil para mis alumnos adivinar de qué se trataba.




Y no me equivocaba. Miraban la ilustración con atención, pero andaban bastante perdidos. Ni siquiera hacían propuestas. Así que les di una pista con una de las frases de la sesión anterior: "Un deseo cumplido nos da..." y continué con: "Saciar una necesidad nos produce...". Y entonces sí, varios alumnos dijeron: SATISFACCIÓN.

Lo teníamos bastante claro: Saciar una necesidad nos produce satisfacción. Esta necesidad puede ser física (como, por ejemplo, calmar el hambre o saciar la sed) o emocional (como, por ejemplo, hacer un dibujo, leer un libro o dar un abrazo).

Cuando te sientes satisfecho aumenta la confianza que tienes en ti mismo, especialmente cuando la satisfacción la generan tus propias capacidades o tu comportamiento. Por ejemplo, si te sientes satisfecho por haber ganado una carrera, la confianza en ti mismo aumentará, porque habrás comprobado que eres un buen corredor. Y si, además, has estado entrenando duro para esa carrera, todavía más. En ese sentido, quiero hacer referencia a la cultura del esfuerzo, que parece que últimamente hemos olvidado un poco (lo queremos todo aquí y ahora, tendemos a sobreproteger a los niños y les acostumbramos a que lo consigan todo con demasiada facilidad). Con el esfuerzo la persona avanza y, consecuentemente, también la sociedad. Hablamos mucho de la crisis económica, pero lo cierto es que el esfuerzo es también un valor en crisis. Y cuando te esfuerzas y consigues tu objetivo, la satisfacción es la mejor recompensa. De hecho, se puede incluso experimentar satisfacción en la derrota. Volviendo al ejemplo de la carrera, si no ganas la carrera pero has conseguido mejorar el resultado anterior, ¡es un gran logro y puedes sentirte satisfecho! Por tanto, es importante que enseñemos a los niños a que la satisfacción tiene que venir marcada por nuestro propio comportamiento, nunca supeditada a los demás. Superarte a ti mismo te llena de orgullo.

¿Y cuando se han sentido satisfechos mis alumnos?

  • Biel: "Cuando me fui al hotel de 4 estrellas, fui a merendar y había churros con chocolate. Me los comí y me sentí muy satisfecho. Y repetí". Claro, es que ahí la satisfacción es doble: ¡sacias el hambre y además son una delicia!
  • Marc: "Cuando estoy en el cole merendando y mis padres me han puesto palitos de cangrejo y otras cosas, me lo como todo menos los palitos, luego me como los palitos y me siento satisfecho". ¿Porque te encantan los palitos de cangrejo o porque con ellos por fin te sentiste saciado?
  • Carlos G: "Cuando saco buenas notas, me siento satisfecho". Claro que sí, y si te esfuerzas para sacarlas, más satisfecho que si te resulta todo muy fácil. Además, tu maestra y tus padres se sentirán orgullosos de ti. Y ocurre lo mismo que con la satisfacción: cuanto más te hayas esforzado, ¡mayor será el orgullo!
  • Óscar: "Cuando como macarrones con tomate, cuando me los como todos, me siento satisfecho". ¡Es que no veas cómo llena la pasta!
  • Eric: "Lo mismo que Óscar". Los macarrones con tomate son un básico de la gastronomía infantil ;-)
  • Adrián: "Lo mismo que Carlos G. Y cuando hago la cama y la acabo, me siento satisfecho". Y si te queda sin arrugas, ya ni te digo ;-)
  • Giulia: "Cuando era pequeña, me había ido a un parque acuático, había un tobogán súper alto, me monté y me sentí satisfecha". ¡De lo divertido que fue y de lo valiente que fuiste!
  • Teo: "Un día, cuando estaba en Venecia, vimos unos barcos, montamos y sentí satisfacción". ¡Sí, cuanta satisfacción nos producen los viajes! ¡Que el ocio también es una necesidad!
  • Keyla: "Lo mismo que Carlos". Ares y Marco dijeron que ellos también. Y es que sacar buenas notas es una de las mayores satisfacciones de los niños. Aunque, repito, más que la nota hay que valorar el esfuerzo. Si me he esforzado y he mejorado ¡ya puedo estar satisfecho! Por poner un ejemplo: si un niño empieza el curso con un 5, y a base de esfuerzo constante de "hormiguita" acaba con un 7, tiene mucho más valor que otro que empiece con un 10, no se esfuerce durante el curso y acabe con un 8. ¡La nota sólo es un número!
  • Claudia: "Cuando estaba en casa de mi abuela, el viernes y el sábado, me quedé a dormir ahí y al día siguiente ella me enseñó a hacer puntilla y acabé todo el hilo. Era una bola así de grande (haciendo el gesto) y me sentí satisfecha". Es que no hay nada como elaborar algo con tus propias manos. ¡Cuánta satisfacción al ver el resultado! Por cierto, tienes una abuela fantástica, que os cuida mucho y hace unas cosas preciosísimas. Después de todas las sesiones del Proyecto Emocionario, ¡parece que casi la conozco!
  • Pablo S: "Cuando vi un tiburón (en Palma Aquarium), me sentí satisfecho". Tenías muchas ganas, ¿verdad?
  • Bruno: "Me siento satisfecho por tu blog". Vaya, gracias. ¿Disfrutas de ver todas las cosas que hacemos en clase? ;-)
  • Pablo C: "Primero, me siento satisfecho por los cuentos del Aula de Elena (es decir, por la sección de videocuentos). Y segundo, por la canción de Sonrisa". Pues ya lo creo que podéis estar bien satisfechos. Los cuentos los narráis como auténticos profesionales, ¡y es una gozada verlos! Y el videoclip de sonrisa me dejasteis sin palabras. ¡Cuánta entrega! Además, fue un sprint en el todos pusimos de nuestra parte para dar lo mejor de nosotros mismos. Y se desprende un compañerismo y un "buen rollo" que es lo que más me gusta. ¡Un grupo bien unido!
  • Toni: "Lo mismo que Pablo C".
  • Haizea: "Lo mismo que Bruno". ¡Parece que a mis niños les gusta el blog!

¿Y a vosotros? ¿Qué os produce satisfacción? Para mí, nada comparable como el trabajo bien hecho. Lo reconozco, soy perfeccionista ;-) También si un día voy al gimnasio y lo doy todo (pero eso ocurre bastante poco a menudo, por desgracia). Así que, a fin de cuentas, todo lo que supone un esfuerzo, ¿verdad? 

En breve, ¡una nueva emoción!

* Aunque yo no voy a utilizar las fichas de actividades porque mis alumnos son muy pequeños, aquellos que trabajéis el emocionario con niños de más edad, disponéis de unas fichas de trabajo preparadas para realizar después de cada emoción. Aquí podéis descargar la ficha de la satisfacción.  Y aquí la solución.

Emocionario: ORGULLO

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Entramos en las tres últimas emociones del Proyecto Emocionario. ¡Esto se acaba! Eso sí, con una buena trayectoria de trabajo detrás ;-) Y la antepenúltima emoción es el orgullo.




Cuando mis alumnos vieron la ilustración, pudieron apreciar la belleza del pavo real. ¿Pero con qué emoción estaría relacionada? Estaban algo perdidos. Entonces les hice referencia a nuestra última sesión del emocionario, en la que hablábamos de la satisfacción. Les dije: "Cuando haces algo muy bien, te sientes...". Y Claudia añadió: "¡Orgulloso!". Muy bien, Claudia, hoy vamos a hablar del orgullo.

El orgullo es una valoración muy alta de algo, de un ser querido o de ti mismo. Sentirte orgulloso cuando haces algo bien está fenomenal (y que alguien a quien estimes se sienta orgulloso de ti también nos resulta muy satisfactorio), sin embargo, un exceso de estimación propia puede ser peligroso, pudiendo caer en el egocentrismo, la pedantería, la soberbia o la arrogancia. Es importante no querer ser siempre el protagonista ni sentirse por encima de los demás. Una actitud humilde siempre nos beneficiará. Eso sí, tampoco hay que caer en la falsa humildad. Con un buen autoconocimiento de nuestras virtudes y de nuestros defectillos, de nuestras capacidades, y con un buen sentido crítico, ¡podemos estar bien orgullosos de todas las metas que conseguimos! Y como meta, no me refiero a subir el Himalaya. ¡Cualquier pasito que nos haga avanzar ya es un logro! Y, de la misma manera que cuando hablamos de la satisfacción, si lleva implícito el esfuerzo, ¡todavía más motivo para sentirnos bien orgullosos! Superarse a uno mismo nos proporciona placer.

Creo que mis niños tuvieron bien claro en qué consistía el orgullo (y del sano) porque todos sus ejemplos fueron perfectamente válidos. Aquí están sus experiencias:

  • Marc quiso contarnos dos situaciones. La primera: "Un día, cuando me bañé en la piscina y mi padre me dijo que teníamos que salir, salí el primero y se sintió muy orgulloso de mí". Y la segunda: "Cuando yo me estaba portando muy bien, ordenando la habitación y limpiando los cristales, mi madre se sintió muy orgullosa de mí". ¡Si es que tienes muchos motivos para sentirte bien orgulloso!
  • Óscar: "Estoy orgulloso porque voy a ir a Xuño después de tanto esfuerzo en el cole". Y es que las recompensas, después de un esfuerzo, ¡saben mucho mejor!
  • Claudia también quiso contarnos dos experiencias. La primera: "Me siento orgullosa porque un día estaba en casa de mi abuela, el viernes y el sábado me quedé a dormir a su casa, y cuando estábamos en la habitación, con mi primo y mi hermana, habíamos destrozado toda la habitación, pero cuando acabamos de recoger toda la habitación, mi abuelo vino y se sintió muy orgulloso". Y la segunda: "Cuando un día, un sábado, me fui a casa de mi primo, nosotros fuimos al jardín a jugar. Cuando era hora de comer, me comí toda la comida porque había mucha, y me sentí muy orgullosa". Si es que Claudia es una joya ;-)
  • Teo: "Me siento orgulloso porque siempre que pinto un dibujo, le gusta a mi madre, y siempre lo colgamos!". ¡Eso es que eres un artista!
  • Bruno: "Me siento orgulloso por los videocuentos, de cómo lo haces tú". Vaya, muchas gracias, Bruno. ¡Y yo de vosotros, de cómo los narráis!
  • Pablo S: "Un día, en el cole, le dije a mi madre que aprendí a leer y se sintió muy orgullosa". ¡Claro que sí! ¡Es que aprender a leer es todo un logro y abre la puerta a un maravilloso mundo nuevo!
  • Carlos S. demuestra que sabe sentirte orgulloso tanto por sus logros como por los de los demás, poniendo dos ejemplos: "Me siento orgulloso de ti por tus videocuentos" y "Me sentí orgulloso por mis notas". 
  • Toni: "Me siento orgulloso por la canción de Sonrisa". Parece que nuestras actividades de aula y su reflejo en el blog cogen protagonismo. ¡Yo también me siento orgullosa de ese videoclip!
  • Luis: "Lo mismo que Bruno".
  • Haizea: "La segunda de Carlos S."
  • Biel: "Un día, cuando hacíamos un partido, metí tres goles y mi padre se sintió orgulloso". Meter tres goles en un partido es un buen motivo para sentirse orgulloso, ¡enhorabuena! Pero pasa como con las notas, no sólo hay que tener en cuenta el resultado, sino todo el esfuerzo y el camino avanzado. Puedes hacer un partido maravilloso y perder, al igual que hacer un mal partido y ganar.
  • David: "Me sentí orgulloso de Pablo C. cuando jugó a Super Smash Bros y ganó a Lucario". ¡Vaya, ganar a ese tal Lucario debe ser toda una hazaña!
  • Keyla: "Me siento orgullosa cuando en el libro del cole hago buena letra". ¡Ya puedes estarlo! ¡Tu esfuerzo se recompensa con una letra preciosa!
  • Adrián: "Lo mismo que Toni". ¡Tengo una sonrisa para regalarte...!
  • Marco: "Lo mismo que lo segundo de Carlos S.". De nuevo, las notas (extraordinarias, todo sea dicho de paso).

¿Y a vosotros? ¿Qué os llena de orgullo? A mí, por supuesto, ¡mis alumnos!

En breve, ¡una nueva emoción! ¡La penúltima!

* Aunque yo no voy a utilizar las fichas de actividades porque mis alumnos son muy pequeños, aquellos que trabajéis el emocionario con niños de más edad, disponéis de unas fichas de trabajo preparadas para realizar después de cada emoción. Aquí podéis descargar la ficha del orgullo. Y aquí la solución.



Biblioteca de aula

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Ya el curso pasado, en el tercer trimestre, me quedé con ganas de realizar alguna actividad de motivación a la lectura. No es que no hicera nada en ese sentido, ni mucho menos. Creo que mis alumnos disfrutaron mucho con las lecturas en voz alta de Junie B. Jones, con todos los cuentos que trabajamos en clase (tanto los del Proyecto Cuéntame un cuento y sus correspondientes videocuentos, como los del libro "Cuentos para educar niños felices"), con los libros que traían de casa y compartíamos en clase, con los regalos de los Reyes (los libros de Claude y la colección de Dinosaurios), etc. Pero, de alguna manera, me quedé con ganas de hacer todavía más. Y este curso, aprovechando el nivel lector de mis alumnos (no tiene nada que ver empezar primero de primaria o empezar segundo) hemos decidido poner en marcha una biblioteca de aula, a la vez que, por supuesto, mantenemos iniciativas como las del curso pasado.

Bueno, biblioteca de aula, en realidad, ya teníamos, pero la verdad es que llega un momento en que los niños ya tienen todos los libros bastante vistos. Y muchos de ellos ya tienen sus años y quizás no son los que más les motivan. Por eso, el curso pasado, siempre dejaba en clase los cuentos que trabajábamos en el Proyecto Cuéntame un cuento y mi colección particular de Junie B. Jones, porque mis alumnos casi siempre preferían leer esos libros (que habíamos trabajado en clase y con los que se sentían contectados y motivados) que los libros que tenemos en la biblioteca de aula.

Para poner en marcha esta biblioteca de aula he contado con la colaboración de las familias de mis niños. Y es que eso no tiene precio, allí están siempre para lo que necesito. Y cuando cuentas con ellos, todo va rodado. En la reunión de padres de principio de curso les pedí que cada niño trajera a clase un libro, adecuado a su nivel lector, elegido por ellos y preferiblemente nuevo (si no era nuevo no pasaba nada, pero era requisito indispensable que no lo hubieran leído). Ese libro, al final de curso, se lo llevarán a casa (eso sí, si mis alumnos se motivan con la biblioteca, volverá bastante manoseado. ¡El objetivo de cualquier libro! ¡Ser leído por cuantos más ojos curiosos, mejor!). Casi todos mis alumnos ya lo han traído ilusionados a clase (los que todavía no, por favor, que lo traigan esta semana, que el viernes queremos empezar esta nueva andadura) y la verdad es que me encanta ver los libros que han escogido. Siempre he pensado que la mejor manera de motivar a los niños a leer es poner a su alcance la máxima variedad de libros posibles, y que puedan leer aquello que les motive. Ya se sabe que la motivación es el mayor motor que tenemos en la vida, así que no podemos obviar ese aspecto. Muchos padres me preguntan: "¿Y qué me recomiendas para que lea mi hijo?". Y yo siempre les contesto: "Lo que ellos quieran, pero que lean". Naturalmente, el libro debe ser adecuado a su nivel lector, porque si no, apaga y vámonos. Los niños, al iniciarse en el mundo de la lectoescritura, lo hacen en letra mayúscula, por lo que son los libros más adecuados para los primeros lectores. Después, pasan a la letra minúscula ligada (en cursiva, tipo manuscrita) y, por último, pasan a la letra de imprenta. Esas fases hay que respetarlas, porque hay niños que tienen mucha facilidad para leer todo tipo de grafías, pero hay otros que no están preparados para leer la letra de imprenta y confunden a con e, b con d, etc. Una vez que dominan la letra de imprenta, se trata de escoger aquellos libros adecuados a su edad, tanto por el tipo de contenido como por el volumen de la lectura. Y eso, aunque los libros suelen mostrar una edad orientativa (todos recordamos las típicas colecciones en las que los libros están agrupados por edades) es totalmente individual en función de cada niño. El curso pasado, me quedé ojiplática con algunos alumnos que me traían a clase libros como El diario de Nikki. ¡En primero de primaria! Pero sí, resulta que algunos niños, excepcionalmente, están preparados para leer ese tipo de libros con 7 años.

Bueno, que me voy por las ramas. De esta forma, tenemos ahora en clase los libros que ellos han escogido y acordes a su nivel lector. Además, como hay diferentes niveles de lectura, todos podrán encontrar algo en la biblioteca que se adapte a sus necesidades, tanto por nivel como por temática. ¡Ah! Y en cuanto a temática, ha habido varios niños que han traído libros de una colección que no conocía, ¡aunque ninguno ha repetido ejemplar! La colección no podía ser otra que Los futbolísimos, ya sabéis que a mis niños les chifla el fútbol. Y he de decir que me parecen elevados para su edad, pero si los leen motivados, ¡adelante!

Con los libros que mis niños han traído a clase vamos a poner en marcha un servicio de préstamo (cualquier biblioteca que se precie ofrece ese servicio, ¿verdad?) por lo que los niños van a poder llevarse a casa los libros que deseen para poder leerlos tranquilamente y adquirir ese preciado hábito de lectura diario. Ya sabemos que la lectura supone una puerta al aprendizaje, y es importantísimo que su nivel lector sea bueno, pero es que además, no debemos olvidar que queremos inculcar a nuestros peques la lectura por placer. En los libros encontrarán múltiples aventuras, historias con las que aprender y divertirse, y la lectura puede llegar a convertirse en un momento delicioso y una estupenda vía de escape en nuestra ajetreada vida diaria.

Para todos mis niños he preparado un carnet de lectura, que imprimiré y plastificaré. Y cada vez que lean un libro, les pondré una pegatina en la casilla correspondiente. Este es el primer carnet de lectura con el que empezarán todos los alumnos, el carnet de lectura nivel oruguita lectora.




En el carnet de mis alumnos, allí donde pone nombre, pondrá su nombre y apellido en ordenador, pero lo he querido publicar así porque he pensado que muchos me pediréis el recurso, así que quien quiera usar el carnet, sólo tiene que pinchar en la imagen y podrá descargarlo en pdf. Yo los voy a imprimir en tamaño DIN A5 (medio folio), con la imagen delante y las casillas y las frases detrás, pero podéis imprimirlo en el tamaño que os vaya mejor.

Y aunque leer 10 libros durante el curso está fenomenal, sé de buena tinta que muchos de mis alumnos superarán esa cifra, porque son unos devora libros :-). Así que, para no repetir carnet, he preparado un carnet en un segundo nivel. En realidad es muy similar y sigue el mismo patrón, pero creo que les hará ilusión el cambio. Así que aquí tenéis el carnet de lectura nivel ratón de biblioteca.




Del mismo modo, quien desee descargarlo en pdf, sólo tiene que hacer click sobre la imagen.

Y por si algún fenómeno no tiene suficiente (el curso es muy largo y no me extrañaría que algún alumno leyera un libro por semana) he realizado un tercer nivel de carnet: el carnet de lectura nivel búho sabio.




Y si alguien lee más de 30 libros... pues no sé... ¡Le haré un carnet especial de súper crack!

Cada vez que un alumno lea un libro, además de conseguir una pegatina molona para su carnet, rellenará una ficha de lectura. No van a tener que hacer un resumen del libro (son muy peques y, además, ¡se trata de leer por placer, no de tener que hacer un trabajo cada vez que leen!), pero sí rellenar una pequeña ficha que les servirá para llevar un registro de aquellos libros que han leído. En la ficha sólo debe constar el título del libro, los personajes y aquello que destaquen del libro, lo que les haya gustado más.




Como los libros los han traído en la lengua oficial que ellos han elegido (castellano o catalán), he preparado la ficha de lectura tanto en una lengua como en otra. Cuando lean un libro en castellano, rellenarán la ficha en castellano, y cuando lean un libro en catalán, la rellenarán en catalán.



Podéis descargar en pdf cualquiera de las fichas haciendo click sobre ellas.

Y por último, aunque casi me da vergüenza ponerlo (pero es que luego me lo pedís), he elaborado una tabla para hacer copias y elaborar un cuaderno que tendré siempre en mi mesa, para poder llevar un control del servicio de préstamo que llevaré a cabo. 

Quien quiera descargarla, ya sabe. ¡Sólo un click sobre la imagen!

Y creo que ya está. ¡Estamos listos para poner en marcha nuestra biblioteca de aula! 

¡Ah! Se me olvidaba. Para completar la biblioteca de aula, he llevado a clase una colección de libros de Disney que tenía en casa. Son casi 100 libros y no los utilizo. Mi hija ya no los lee (¡es mayor!) y mi hijo es demasiado pequeño. No es que considere que sean las lecturas ideales, pero son historias que conocen y disfrutan de leerlas. De hecho, mis niños se pusieron muy contentos cuando vieron tantos nuevos libros para la clase. En principio los leen en el aula, en ratitos libres, pero si alguien quiere llevárselo a casa, también pueden formar parte del servicio de préstamo. Por supuesto, nuestra querida amiga Junie B. Jones y los cuentos que trabajemos en clase, también nos acompañarán todo el curso y estarán a su disposición.



Espero que esta iniciativa les anime a leer un ratito en casa cada día. Y ante todo, ¡que disfruten mucho! Creo que unos motivarán a otros, y que cuando alguien lea un libro y diga que le ha gustado, muchos otros desearán leerlo.

¡Cuántas ganas de empezar!

Unos regalos muy especiales para el aula

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Hoy quiero mostraros unos regalos muy especiales para el aula. Y digo especiales por muchos motivos.

Para empezar, nos los ha regalado una alumna, Suyay. Y digo "nos" porque son unos regalos para el aula, para el lugar donde pasamos tantas horas juntos al día, para poder disfrutarlos todos. Y por otro lado, me encanta que esos detalles que yo intento cuidar tanto no pasen desapercibidos ni para mis niños ni para mis familias. Creo que cuando tratas algo con mimo, lo transmites y lo contagias. Sé que soy un poco pesada con el tema, ¡pero me gusta tanto ver el aula bonita y ordenada! ¡Me da tanta alegría y serenidad! Y creo que a mis alumnos también les gusta mucho, porque el otro día, corrigiendo un ejercicio, me lo dejaron más que claro. El ejercicio consistía en explicar su primer día de clase: cómo se sintieron, quién les acompañó al colegio, si había algún alumno nuevo en clase... El enunciado, además, daba esta serie de ejemplos, para dar ideas sobre lo que escribir. Y así, mis niños, contaron lo típico: que si se habían levantado algo nerviosos, que si les había acompañado al cole mamá o papá (o algunos afortunados, los dos), que si tenían muchas ganas de ver a sus compañeros (y a la maestra :-)... Y entonces, muchos de mis alumnos, sin que el enunciado lo mencionara en ningún momento, hicieron referencia al aula, en lo bonita y bien decorada que estaba. Transmitían en sus escritos que les gustaba y que les hacía sentir bien. Y yo, pues claro, muy orgullosa. Porque mi famosa frase de que nos gusta rodearnos de cosas bonitas, veo que cala. Aunque tampoco hay que pasarse. Hoy he tenido que pedir a varios alumnos que se sentaran porque llevaban ya un rato colocando los libros de texto en columnas perfectas en la estantería. Y es que yo les pido orden (si por ellos fuera, soltaban en libro en la estantería y así como caía, se quedaba), pero tampoco quiero que se me vuelvan obsesivos, jeje. Ocurre como con las mesas y las sillas. No hay nada que me descoloque más que ver mesas y sillas desordenadas y torcidas. Da una sensación de caos que no os hacéis una idea. Y siempre les pido que se fijen en la junta de la baldosa para que tengan una referencia de dónde colocar las mesas. El curso pasado no me hacían mucho caso en ese sentido, la verdad, pero se ve que el descanso y el calor del verano ha sedimentado las ideas, porque este curso ya os digo que les veo mucho más conscientes y cuidadosos en cuanto al orden del aula se refiere :-)

Bueno, que me voy por las ramas para variar. ¿Cuáles son los regalos de Suyay? Pues aquí los tenéis. Un cojín y unos banderines de tela para el rincón de lectura.


No me digáis que no son preciosísimos. Y es que, además, están hechos a mano, especialmente para mi aula. Yo hago mis pinitos en el diseño digital, pero eso de darle a la costura, como que no es lo mío (tampoco me he puesto nunca, la verdad, ¡todo es proponérselo!). Así que cuando veo estas cosas hechas a mano, se me cae la baba. ¡Me encanta!

El cojín lo coloqué el mismo día que lo recibí en nuestro rincón, pero los banderines no era tan fácil. Finalmente, hoy me he decidido a colgarlos del techo, sobre nuestro rincón de lectura, con la inestimable ayuda de mi alumno Pablo C, que me sujetaba la silla. Y es que por más que me suba a una mesa, no llego al techo. Así que he puesto una silla sobre la mesa y le he pedido a Pablo C. que la sujetara con todas sus fuerzas para que no se moviera. "Aguanta fuerte que tu maestra no se puede descalabrar, ¿eh?". Y se reían. Y más de uno comprobaba que Pablo C. cumpliera su cometido: "¡Pero que no se mueva!". Jeje, conseguimos nuestro objetivo sin percances y me las arreglé para colgar los banderines del techo. Eso sí, la estampa debía ser de foto. En el suelo, la mesa blanca; sobre la mesa blanca, la silla verde; al lado de la silla verde, Pablo C. sujetando firmemente; sobre la silla verde, la maestra estirándose todo lo que podía para llegar al techo con uno de los extremos de los banderines (tantos pisos me recuerdan al cuento "A qué sabe la luna"). Luego, levanta una placa del techo (rezando para que no saliera ningún bicho, lo cual hubiera sido mi perdición porque me hubiera lanzado al vacío) y consigue colar el extremo de la cinta. Levanta la placa de al lado y estira de la cinta por detrás de la junta. Y otra vez para dentro por la primera placa, dando la vuelta a la junta. ¡Sujeto por un lado! Desmonta el chiringuito y repite operación en el otro extremo de los banderines. Eso sí, mirad qué bonito nos ha quedado el rincón. ¡Cada vez más precioso!



¿Os gusta? Sólo puedo dar las gracias a Suyay y a su mamá por tan maravillosos regalos, y decirles que a todos (maestra y alumnos) nos han encantado. Entre todos estamos consiguiendo que nuestra aula sea preciosa y muy acogedora.

Emocionario: PLACER

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Abordamos ya la penúltima sesión del Proyecto Emocionario. ¡Me da hasta penita! Tantos meses compartiendo nuestras experiencias con estas sesiones... Pero bueno, todo lo bueno se acaba. Y además, alguna que otra novedad habrá para sacarle todavía más jugo al proyecto.

En cualquier caso, vamos a disfrutarlo hasta el último momento. Hoy vamos a hablar del placer.



Cuando mis alumnos vieron la ilustración, tuvieron algo claro: se lo estaban pasando pipa. De hecho, Carlos S. preguntó si se trataba de la diversión. Yo le contesté: "Cuando te estás divirtiendo sientes...". Y lo adivinaron: ¡placer!

El placer es la satisfacción y la alegría producidas por algo que nos gusta mucho. Puedes hallar placer en actividades muy diferentes: al fantasear con otros mundos, al mirar cosas bonitas, al resolver problemas difíciles, al jugar, al sentirte amado…

Para sentir placer, debes concentrarte. Un claro ejemplo de ello es uno de los ejercicios más conocidos de la técnica mindfulness, que se realiza con una pasa. Mis alumnos conocen bien este ejercicio :-)

  1. Primero se observala pasa con detalle. Hay que centrarse en darse cuenta del amplio abanico de colores y tonalidades, de cómo incide la luz en sus pliegues, en su textura rugosa. En lo irregular de sus formas a nuestros ojos. Se trata de captar todo lo que se pueda ver.
  2. Luego, hay que cerrar los ojos y tocar la uva pasa. Pero con mimo. Hacerla bailar entre los dedos, para darse cuenta de su tacto, del nuestro; de cómo se mezcla su piel con la nuestra. 
  3. Después, con los ojos cerrados todavía, nos ponemos la pasa en la boca. No la mordemos, sino que la acariciamos con los dientes primero para luego notar que cae en nuestra lengua, acolchándola.
  4. Ahora exploramos con la lengua, de la misma manera que hemos hecho con los dedos. Lentamente. Sin prisas. Disfrutando de todo lo que una simple e insignificante uva pasa nos puede ofrecer.
  5. Al final, ahora sí, la mordemos. Y somos conscientes de una explosión magnífica que se produce en nuestros sentidos. Percibimos su sabor, cómo se funde y confunde con el nuestro, con la saliva, con el gusto. Tratamos de llenarnos toda la boca con esa mezcla, llegando a todos los rincones.
  6. Solamente entonces nos tragamos la pasa y notamos cómo baja por la garganta, cómo abandona la boca y se integra en nuestro interior.
  7. Una vez finalizado el ejercicio, esperaremos unos segundos para abrir los ojos y celebrar que hemos disfrutado de una pasa, tal vez por primera vez en la vida, en lugar de engullirla. Le hemos sacado todas las posibilidades que tenía para ofrecernos. Eso es lo que ocurre con el presente, que si lo engullimos con las prisas y la falta de atención, no dejamos que nos dé todo lo que tiene para ofrecernos.

Es evidente que sentiremos mucho más placer de esta manera, ¿verdad? Recuerdo una anécdota al final del curso pasado, ya la conté en su día, pero es que me hizo mucha gracia. En clase ya habíamos hablado de esto y practicado mindfulness durante tres meses. Uno de los últimos días de clase, el APA invitó a los niños a un helado. Un alumno, Biel, se me acercó muy satisfecho y orgulloso en el patio y me dijo: "Mira, Elena, estoy tomando el polo como tú dices: ¡saboreándolo mucho!". Y claro, me chocó. Porque a veces pienso que son muy pequeños para muchas cosas que les cuento (soy un poco rollera :-), pero luego veo que cala en ellos mucho más de lo que imagino. Además, habíamos estado preparando nuestro videoclip de Sonrisa, en el que una frase también nos inspira de forma similar: "No quiero que la prisa me obligue a no ver nada". Así que estamos en ello, aprendiendo a encontrar el placer en las pequeñas cosas que hacemos, prestando atención a los detalles.

Llevar una vida placentera nos hace sentirnos agradecidos.

¿Y con qué sienten placer mis alumnos? Pues cuando leáis, veréis que, una vez más, tenemos mucho que aprender de los más pequeños, que disfrutan con las cosas más sencillas. ¡Ya podrían muchos adultos aprender a disfrutar la vida igual!

  • Óscar: “Un día estaba en el piso de arriba en la casa de Xuño, me puse a ver dibujos con mis abuelos y sentí placer”. Hacer algo que te gusta y, además, en compañía de tus abuelos, tiene que ser muy placentero. 
  • Ares: “Nunca he sentido placer”. “No, eso no es posible. ¿Nada?”, le pregunté. “Ahora no se me ocurre nada, pero creo que nunca”, me contestó. “¿Hay algún plato que te guste mucho  comer?”, insistí. “No”, me contestó. “¿Algo que te guste mucho hacer?”, volví a preguntar. “Montar puzzles o legos”. Perfecto, eso puede ser muy placentero. 
  • Carlos S: “Siento placer cuando monto legos, cuando pinto y cuando juego con los Playmobil”.
  • Eric: “Cuando como albóndigas”. Mmmm, ¡qué ricas!
  • Pablo S: “Cuando mi madre me abraza siento placer”. ¡Es que un abrazo es lo más! 
  • Biel: “Cuando como churros con chocolate”. 
  • Adrián: “Lo mismo que Pablo S”. ¡Ay! ¡Esos achuchones de mami!
  • Keyla: “Cuando como canelones”. Sin duda, comer algo que nos gusta ¡nos proporciona mucho placer!
  • Joshua: “Igual que Keyla”. Es que los canelones están en el top 10 de los platos infantiles. ¡También era mi plato preferido cuando era niña! ¡Con mucha bechamel! 
  • Claudia: “Cuando me fui a Aucanada y allí sentí placer porque había un columpio que era como un sillón que se balanceaba y cabían 4 o 5 personas. Y se estaba muy a gustito allí. Sólo bajando 4 o 5 escalones llegas a una puerta y ya mismo ves el mar”. Un balancín frente al mar... ¿Y todavía dudáis de lo maravillosos que son los niños?
  • Teo: “Cuando nos montamos en el columpio de Bulgaria con mi primo, en casa de mis abuelos”. Otra estampa familiar idílica.
  • Luis: “Cuando voy al cine”. ¡Una gran afición!
  • Toni: “Cuando monto un puzzle”. Como algunos compañeros. ¡Y eso requiere mucha atención!
  • Haizea: “Lo mismo que Keyla”. ¡Otro punto para los canelones!
  • Marco: “Lo mismo que Pablo S. y Adri”. Y más abrazos de mamá...
  • Lola: “Cuando me dan besos”. ¡Los besos son tan geniales como los abrazos! 
  • Jaime: “Cuando como tortilla de patata”. 
  • Marc: “Siento placer cuando hago mandalas”. ¡Sí, le hemos cogido el gusto en clase! ¡Nos ayuda a concentrarnos y relajarnos! Y además, quedan preciosas...
  • Pablo C: “Cuando mis padres me dan besos y abrazos”. Claro que sí. ¡Sin renunciar a nada!
  • Carlos G: “Cuando como macarons (pasteles)”. ¡Un sibarita!
  • Giulia: “Cuando un día estaba en un hotel con mi madre, sentí placer en un jacuzzi”. ¡Sí! ¡Otra buena forma de relajarse!
  • Suyay: “Cuando mi mamá me ayuda a recoger”. ¡Jajaja! ¡Claro, así cuesta menos!
  • Nico: “Siento placer cuando como espaguetis”. Otro plato del top 10...
  • Bruno: “Siento placer cuando juego con Luis al fúltbol”. 
  • David: “Cuando mi padre me hace un regalo”. 

¿Qué os parece? ¿Pensáis que disfrutar de las cosas sencillas nos ayuda a ser felices? Porque yo veo a mis niños siempre sonrientes y con las ideas muy claras.

En breve ¡la última emoción!

* Aunque yo no voy a utilizar las fichas de actividades porque mis alumnos son muy pequeños, aquellos que trabajéis el emocionario con niños de más edad, disponéis de unas fichas de trabajo preparadas para realizar después de cada emoción. Aquí podéis descargar la ficha del placer. Y aquí la solución.


Delegados de clase curso 2015-16

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El curso pasado os hablé en este post de los delegados de clase. Acabábamos de empezar primero de primaria y mis alumnos no tenían nada claro en qué consistía este cargo.

Un curso después, las cosas han cambiado mucho. Es cierto que la función de los delegados, en los primeros cursos de primaria, queda bastante diluida, pero bueno, ya van asumiendo sus responsabilidades y se van acostumbrando a que éstas vayan aumentando progresivamente. El curso pasado, tanto delegada como subdelegado asistieron a varias reuniones con la jefa de estudios y los diferentes delegados de todas las clases de primaria, así que ya tienen cierta experiencia. Después de las reuniones, transmitían al resto de la clase los temas tratados y los acuerdos a los que se habían llegado. También, en ocasiones puntuales, asumían las responsabilidades que yo misma les encargaba, aunque tampoco abusaba demasiado, porque lo cierto es que les encanta que el secretario (uno de los cargos que van rotando) asuma todas las funciones extra las dos semanas que dura su "reinado".

Así pues, cuando nos dispusimos a elegir el delegado y subdelegado de aula, hicimos memoria de las tareas asumidas el curso anterior y repasamos brevemente sus funciones:

  • Representa al grupo-clase. Es su portavoz y hace de "puente" entre el profesorado y el equipo directivo y su grupo. Por tanto, debe transmitir no su propia opinión personal, sino el sentir de todos los compañeros.
  • Asiste a las reuniones de delegados con el equipo directivo, para tratar temas que afectan al centro en general, hacer propuestas de mejora, sugerencias, presentar quejas, etc. Así que ha de ser capaz de llevar a cabo a la perfección el punto anterior, sabiendo expresar las ideas de los miembros de su grupo.
  • Transmite al resto del grupo los acuerdos tomados en las reuniones de delegados, para tenerlos en cuenta, llevarlos a cabo, aportar nuevas ideas, etc.
  • Intenta que tanto los deberes como los derechos de los compañeros sean respetados por todos, y vela por la adecuada utilización de los materiales e instalaciones del centro.
  • Fomenta laconvivencia entre los compañeros.
  • Realiza las tareas que delegue en él el tutor o cualquier otro profesor.

Por tanto, para poder realizar estas funciones, un buen delegado debe tener una serie de cualidades personales:

  • Gozar de una gran empatía, que es saber ponerse en el lugar del otro, poder percibir lo que el otro puede sentir.
  • Ser responsable y honrado, para ganar la confianza de sus compañeros y cumplir sus compromisos.
  • Tener espíritu dialogante, saber escuchar y hablar ¡y respetar el turno de palabra!
  • Saber respetar, para poder aceptar cualquier sugerencia que se presente.
  • Ser emprendedor, para poder proponer iniciativas y alternativas a la resolución de problemas.
  • Ser solidario, para anteponer los intereses del grupo a los suyos propios.

Creo que lo entendieron bastante bien, porque un año después están bastante familiarizados con este tipo de terminología. Hemos hablado y trabajado mucho la empatía, la responsabilidad, el diálogo, el respeto... ¡Ahora ya pueden votar con más rigor!

Recordamos que a la hora de votar al delegado, no teníamos que pensar en nuestro mejor amigo o amiga, ni en el que pensáramos que era más inteligente, o sacara mejores notas. Queríamos que nuestro delegado pudiera representar al grupo de la mejor manera posible, y sabíamos qué cualidades debíamos buscar en él.

Así pues, empezamos con las votaciones. El curso pasado, entre todos decidimos a quiénes veíamos como principales candidatos al cargo, y luego votaron a mano alzada. Por decirlo de alguna manera, fue casi algo consensuado entre todos. Pero este curso les veía capaces de decidir de manera individual, sin verse influenciados por lo que decidía el de al lado, y procedimos a una votación secreta e individual. ¡Como los mayores! Repartí un papelito a cada alumno, y en él escribieron el nombre del compañero de clase que querían que fuese su delegado (no valía votarse a uno mismo).


Una vez escrito el nombre, doblaron su papelito y Lola, la delegada del curso pasado, recogió todas las votaciones.


¡Estaban realmente emocionados! Y aquí quedaron todas nuestras votaciones, en nuestra caja/libro con el dibujo del búho que el curso pasado bautizamos como la caja de la gratitud. ¿Lo recordáis? 

Entonces Teo, el subdelegadodel curso pasado, fue abriendo todos los papelitos de uno en uno y leyendo cada nombre en voz alta. A continuación, me los enseñaba a mí y a todos sus compañeros, y yo iba anotando los resultados en la pizarra.


¿Y queréis saber quienes fueron los elegidos? ¿Qué decidió la mayoría? ¡Pues aquí los tenéis!



¡Teo delegado y Adrián subdelegado! Eso sí, he de decir que en la pizarra escribí más nombres, hubo muchos elegidos, pero ellos fueron los que obtuvieron más votos. ¡Y son dos delegados muy bien avenidos!

¡Enhorabuena, campeones! Vuestros compañeros han confiado en vosotros, así que no os olvidéis de dar lo mejor de vosotros mismos. ¡Seguro que lo hacéis fenomenal!

Emocionario: GRATITUD

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Llegamos ya a la última emoción del Proyecto Emocionario: la gratitud.




Esta última ilustración nos tenía algo despistados. Intuíamos que era algo bueno. La imagen es muy bonita, los animales están contentos, hay regalos, banderines... ¿Hay una fiesta? Eso parece. Y todo el mundo va contento. Pero no conseguíamos adivinar la emoción. Entonces, les dije una frase que ellos tenían que acabar: "Cuando la vida te da muchas cosas buenas, das las..." y Keyla dijo: "¡las gracias!". ¡Eso es! Y es que nosotros ya habíamos hablado mucho de la gratitud durante el curso.

La gratitud es el alma de la palabra gracias, y es un sentimiento de reconocimento de un beneficio que se ha recibido o se recibirá. Y se multiplica cada vez que eres capaz de ver, en lo cotidiano, un regalo: en la sonrisa de un amigo, en una canción, en la comida…

La gratitud es un sentimiento puro y profundo, además de poderoso. Es capaz de cambiar nuestra actitud, nuestro estado de ánimo, nuestra manera de interpretar nuestras circunstancias y la realidad que nos rodea. Además, también tiene la capacidad de cambiar las respuestas o reacciones de nuestros interlocutores, y en última instancia, de transformar nuestras relaciones. Podríamos decir que ‘gracias’ es, sin lugar a dudas, una palabra mágica. La gratitud te enseña a disfrutar más de la vida. Es la entrada a la felicidad.

Creo firmemente en ello. Cuando no valoramos lo que tenemos, cuando nos pasamos el día quejándonos por lo que no tenemos o conseguimos, es inevitable que nos invada un sentimiento de insatisfacción. Centrar nuestra atención en todo aquello negativo, sin duda, no contribuye a nuestra felicidad. Es curioso ver cómo personas, ante las mismas circunstancias, reaccionan de maneras muy diferentes. Todos conocemos a personas que son felices con lo que tienen, que saben afrontar las adversidades y, cómo no, saben valorar y agradecer todo lo bueno que les ofrece la vida. Y no hace falta decir que también conocemos personas a las que les pasa todo lo contrario. A pesar de tenerlo todo, siempre se muestran insatisfechas o infelices.

No sé si recordaréis nuestra caja de la gratitud, pero creo que todos deberíamos tener una ;-)

Dar las gracias por las pequeñas cosas que nos regala la vida nos ayuda a centrar nuestra atención en todo lo bueno que nos rodea. ¡Nos ayuda a ser felices y a tener mejores relaciones con los demás! Podríamos hacer todos un ejercicio en esta línea. O como nos propone el emocionario, tener un diario de la gratitud. Escribir cada noche en él aquellas cosas por las que estamos agradecidos, ¡es una forma perfecta de acabar el día! (y nos queda un recuerdo precioso y una buena herramienta para releer de vez en cuando). Y para quien no sea muy amigo de los diarios, puede realizar la actividad en familia. El momento de la cena puede ser perfecto para que todos los miembros de la familia compartan con sus seres queridos aquello por lo que se sienten agradecidos. Otra alternativa es el momento de irse a dormir. Arropar a los peques mientras hacemos memoria de aquello que durante el día nos hace sentir agradecidos, puede convertirse en un momento delicioso.

¿Y qué provoca en mis alumnos gratitud? Una vez más, las cosas más sencillas :-)

  • Ares: “Siento gratitud cuando veo la luna”. Es que la inmensidad del universo y la belleza de la naturaleza muchas veces despiertan esa emoción en nosotros, especialmente en las personas sensibles.
  • Bruno: “Siento gratitud cuando estoy en Regumiel”. Nada como estar en familia.
  • Carlos S: “Siento gratitud cuando me dan un abrazo o un beso”. Y es que tenemos que estar agradecidos por todas las muestras de cariño ¡y por tener a tanta gente que nos quiere!
  • Jaime: “Siento gratitud cuando mi padre me da un regalo”. Cuando nos hacen un regalo, efectivamente, nos sentimos agradecidos. Y cuanto más haya costado ese regalo (y no hablo de valor económico), ¡más!
  • Lola: “Siento gratitud el día de mi cumple”. Es un día maravilloso para dar gracias por muchas cosas. La principal, y que a veces se nos olvida, ¡cumplir un año más!
  • David: “Siento gratitud cuando me voy a la playa”. Dar gracias por poder disfrutar de pequeños placeres de la vida nos ayuda a valorarlos.
  • Eric: “Siento gratitud cuando mi padre me compra algo”. Te digo lo mismo que a Jaime.
  • Claudia: “Cuando mi papá estaba en el ascensor y vinimos del colegio, cuando ya llegamos a casa, nuestro papá había quitado la tele pequeña y la había cambiado por una grande”. ¡Eso es todo un regalazo sorpresa!
  • Teo: “Cuando mi madre me hace comer las cosas que yo quiero”. Claro, te sientes agradecido porque tu mamá ha tenido en cuenta tus preferencias culinarias y pasa gusto de satisfacerte.
  • Luis: “Siento gratitud cuando se pone el sol”. ¡Ay, Luis! ¡Es una estampa tan bonita!
  • Toni: “Siento gratitud cuando me voy de viaje”. Ya puedes sentirla. ¡Viajar es un gran placer para muchos!
  • Haizea: “Siento gratitud cuando me voy a San Sebastián y está toda mi familia”. Lo siento, pero tengo que decirlo: me emocionáis con vuestras respuestas.
  • Marco: “Lo mismo que Teo”. ¡Ay, esas mamás que nos miman y nos cocinan cosas que nos encantan!
  • Biel: “Siento gratitud cuando me voy a un hotel”. ¡Cómo nos vamos conociendo! Es gracioso ver cómo se repiten las mismas situaciones en muchas emociones. ¡Qué bien lo pasaste en ese hotel!
  • Joshua: “Siento gratitud porque tú eres mi amiga”. Y siempre intentaré que os sintáis a gusto en clase.
  • Giulia: “Siento gratitud cuando el sol alegre me da la luz”. ¡Ay, Giulia, qué bonito! Efectivamente, el sol nos da vida. Y podemos sentirnos bien agradecidos porque vivimos en un lugar privilegiado donde casi siempre brilla el sol. En otros lugares, que salga el sol ¡es todo un acontecimiento a celebrar!
  • Carlos G: “Siento gratitud cuando miro tu blog”. Y como me lo sigáis diciendo, voy a esmerarme todavía más :-) La verdad es que lo hago encantada, aunque a veces me cueste encontrar tiempo en mi ajetreada vida. Pero que a vosotros os guste, es el mejor aliciente.
  • Nico: “Siento gratitud cuando mi madre me da besos”. Agradéceselos todos toditos ¡y devuélvele muchos!
  • Pablo C: “Gracias por una ropa bonita”. Es cierto que a veces no valoramos estas cosas, pero está muy bien de que seas consciente de ello. ¡Ya puedes decírselo a mamá!
  • Óscar: “Siento gratitud porque mis padres me llevan a Xuño”. Óscar, puedo prometer y prometo, en nuestra última sesión del emocionario, que la próxima vez que pise Galicia visitaré tu adorado Xuño. ¡Nunca podré olvidar tu pasión por ese encantador lugar!
  • Suyay: “Cuando mi mamá y mi papá me cuidan mucho”. Es una gran suerte, Suyay. Es lo que todos los niños del mundo deberían tener, unos papás que les quieran y les cuiden, pero desgraciadamente no ocurre siempre.
  • Marc: “Gracias por ser el mundo tan bonito”. ¡Claro que sí! ¡Precioso!
  • Keyla: “Siento gratitud cuando Papá Noel me da regalos”. ¡Siempre hay que estar agradecido cuando se reciben regalos!
  • Adrián: “Siento gratitud cuando me voy a la casa de mi tita”. ¡Eso es que allí estás muy a gusto!
  • Pablo S: “Gracias porque siempre mi madre me lleva a piscina cuando estamos de vacaciones”. Es que las mamás hacen cualquier cosa para vernos felices...

¿Y vosotros? ¿Os acordáis de ser agradecidos a la vida por todo lo bueno que nos da?

Y así acabamos nuestro Proyecto Emocionario. Han sido 42 sesiones geniales, pero es que además, el trabajo realizado se veía reflejado en muchos otros aspectos. Pero no quiero hacer ahora análisis del proyecto. Lo dejaré para otra ocasión...

* Aunque yo no voy a utilizar las fichas de actividades porque mis alumnos son muy pequeños, aquellos que trabajéis el emocionario con niños de más edad, disponéis de unas fichas de trabajo preparadas para realizar después de cada emoción. Aquí podéis descargar la ficha de la gratitud. Y aquí la solución.

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